MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
El asturiano fue el elegido por Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), para coger las riendas del combinado nacional tras la turbulenta Copa del Mundo vivida en Rusia, con la destitución de Julen Lopetegui, que tenía contrato hasta 2020 y al que el dirigente federativo cesó tras anunciarse su fichaje por el Real Madrid tras la cita.
El técnico llevaba un año sabático después de haber puesto fin a su etapa en el FC Barcelona, donde dejó huella y un nuevo triplete en la temporada 2014-2015, la primera al mando del equipo blaugrana, donde fue capaz de retocar el tradicional estilo para adecuarlo más al hecho de tener en sus filas a Leo Messi, Neymar Jr y Luis Suárez.
Tras el 'descanso' que siempre requiere desconectar de un gran club para recuperar su energía, Luis Enrique, triatleta y maratoniano en sus ratos de ocio, aceptó la propuesta de Rubiales y aterrizó en la Ciudad del Fútbol con un mensaje claro: "Tengo la ilusión por darle una vuelta de tuerca a la selección".
Y desde el principio dejó claro lo que quería y, sobre todo, cómo lo quería. No cerró la puerta a ningún jugador y fue manejando una lista muy amplia hasta que poco a poco fue amasando el bloque que quería llevar a su primera gran cita, la Eurocopa de 2020. Un año antes, un problema familiar, le obligó a dejar el combinado nacional y cederle las riendas a su ayudante Robert Moreno.
Este fue el encargado de sellar la clasificación para la cita continental, pero justo tras el último partido, dejó abruptamente el combinado nacional ante el retorno, inesperado, del de Gijón, en otro momento un tanto turbulento. La pandemia llegó meses después y le dio más tiempo al exjugador de Sporting, Real Madrid y FC Barcelona de rearmar el proyecto que tenía en mente y que ha ido cuajando.
Fiel al 4-3-3 que ha llevado en todos los equipos que ha dirigido, Luis Enrique sigue apostando por ser valiente y protagonista. Lo primero empieza por una presión tras pérdida que considera vital y que exige a todos sus jugadores un esfuerzo físico grande y a la defensa mucho riesgo con una posición muy adelantada, y lo segundo por tener la pelota, algo que ha sido clave para la elección de sus guardametas, todos obligados a tener buen pie.
El asturiano, apoyado siempre en métodos vanguardistas para llevar a cabo sus entrenamientos, ha mostrado en todo momento el fuerte carácter y la personalidad que ha desarrollado en toda su carrera en el fútbol, personificados en los debates que ha tenido que zanjar como el tema de la portería, ciertas elecciones en sus listas o la imperiosa necesidad de tener un goleador, un aspecto este último al que nunca ha dado relevancia real.
Por lo que también apostó claramente fue por el talento joven y por la necesidad de construir un equipo por encima de una selección, algo que parece haber conseguido por lo que transmite el grupo, que ve en él a un auténtico líder al que seguir firmemente.
Las semifinales de la Eurocopa, donde alternó momentos buenos con otros no tan buenos y donde el sello se vio sobre todo en la semifinal ante Italia, la final de la Liga de Naciones 2021 y otra nueva 'F4' de la Liga de Naciones 2023, han dejado claro que ha cogido la senda.
Ahora, en su cuarto Mundial, el primero en el banquillo tras vivir los de 1994, con aquella icónica imagen tras el codazo de Mauro Tassotti, 1998 y 2002 como jugador, quiere llevar a su 'manada' hacia cotas ambiciosas. Después, tendrá que decidir si sigue al frente o pone fin a esta etapa ya que su contrato termina y aplazó su renovación.