LONDRES (AP) — Un hombre murió tras enfermar cuando estaba retenido en un criticado centro británico para migrantes, lo que redobló las críticas al gobierno conservador por su trato a los solicitantes de asilo.
Un hombre que estaba alojado en el centro migratorio de Manston, en el sureste de Inglaterra, murió en un hospital el sábado tras “encontrarse mal”, según la Oficina de Interior.
Las autoridades trataban de contactar con los allegados del fallecido, que se cree llegó a Inglaterra en un bote el 12 de noviembre.
“Nos tomamos con extrema seriedad la seguridad de las personas a nuestro cuidado y nos entristece profundamente este suceso”, indicó la Oficina de Interior. “Se realizará un análisis post-mortem, de modo que no sería apropiado hacer más comentarios en este momento”.
“En este momento no hay pruebas que sugieran que esta trágica muerte fuera provocada por una enfermedad infecciosa”, añadió el departamento.
Se han reportado casos de difteria, sarna y otras enfermedades contagiosas en Manston, a donde se envía a las personas que llegan en barco a través del Canal de la Mancha para comprobaciones de seguridad e identidad antes de trasladarlas a alojamientos de más largo plazo.
Un aumento de las llegadas y una acumulación de trámites burocráticos han hecho que la gente, incluso niños, permanezcan en el lugar durante semanas. Una instalación que pretendía alojar a 1.600 personas como máximo tenía más de 4.000 ocupantes el mes pasado, después de que cientos de personas fueran trasladadas desde otro lugar atacado con una bomba incendiaria por un hombre de extrema derecha. El número de internos ha bajado desde entonces.
Inspectores independientes del gobierno que visitaron el lugar dijeron haber visto a familias que dormían en el suelo en condiciones carcelarias que planteaban riesgos de incendio y de salud.
Enver Solomon, director general del Consejo de Refugiados, pidió una “investigación profunda y rápida” de la muerte.
“Todas las personas en Manston deben ser atendidas con el cuidado y la atención que necesitan, de modo que cuando ocurre una muerte trágica como esta, siempre es un motivo de grave preocupación”, afirmó.
Gran Bretaña recibe menos solicitantes de asilo que muchos países europeos, como Alemania, Francia e Italia, aunque miles de migrantes de todo el mundo viajan cada año al norte de Francia con la esperanza de cruzar el canal. Algunos quieren llegar a Gran Bretaña porque tienen amigos o familiares allí, otros porque hablan inglés o creen que será fácil encontrar empleo.
El número de personas que intentan hacer la travesía en lanchas y otras embarcaciones pequeñas ha crecido de forma considerable en los últimos años, después de que las autoridades aumentaran la vigilancia sobre otras formas de entrar, como viajar de polizón en autobuses o camiones.
En lo que va de año, más de 40.000 personas han llegado a Gran Bretaña después de hacer el peligroso viaje, en comparación con las 28.000 de 2021 y las 8.500 de 2020.
Docenas de personas han muerto en el intento, incluidas 27 personas hace casi un año cuando su abarrotada embarcación naufragó.
Los cruces son una antigua fuente de tensiones entre Gran Bretaña y Francia. El gobierno británico acordó la semana pasada pagar 72,2 millones de euros (75 millones de dólares) a Francia entre 2022 y 2023 a cambio de que Francia aumente las patrullas de seguridad en la costa en un 40%.
En otro esfuerzo de disuadir a la gente de intentar el viaje, el gobierno británico ha anunciado un controvertido plan de enviar a la gente que llegue en bote en un viaje de ida a Ruanda, para romper el modelo de negocio de las pandillas de contrabandistas. Los críticos afirman que el plan es inmoral y poco práctico, y han impugnado el proyecto ante los tribunales.