MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
Es la conclusión de la agencia espacial partiendo de la evaluación realizada poco después del primer lanzamiento del cohete con la nave Orion el 16 de noviembre y los datos preliminares posteriores al vuelo. El cohete SLS cumplió o superó todas las expectativas de rendimiento, asegura la NASA.
Con el programa Artemis, la NASA hará aterrizar a la primera mujer y a la primera persona de color en la superficie de la Luna --se espera para 2025--, allanando el camino para una presencia lunar a largo plazo y sirviendo de trampolín para los astronautas en su camino a Marte.
Antes del lanzamiento, los equipos establecieron puntos de referencia para el rendimiento del cohete mediante una serie de simulaciones previas al vuelo y campañas de pruebas. Durante el lanzamiento y el ascenso al espacio, el cohete experimentó fases dinámicas, como fuerzas y temperaturas extremas, que influyeron en su funcionamiento. La prueba de vuelo Artemis I era la única forma de recopilar datos reales sobre el comportamiento del cohete en situaciones como la separación del propulsor.
Los ingenieros del Centro de Ingeniería y Apoyo del SLS en el Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA recopilaron más de cuatro terabytes de datos e imágenes a bordo del SLS durante las fases de prelanzamiento y lanzamiento. Además, se recogió un total aproximado de 31 terabytes de datos de imágenes sólo de cámaras terrestres, cámaras en el cohete y cámaras aéreas que enfocaban al SLS. En comparación, el material impreso de la Biblioteca del Congreso de EEUU ocupa unos 20 terabytes.
"Los datos que obtuvimos de Artemis I son cruciales para crear confianza en este cohete para enviar a la humanidad de vuelta a la Luna", dijo en un comunicado John Blevins, ingeniero jefe del SLS.
Cámaras y sensores también permitieron a los equipos supervisar el comportamiento del cohete durante sus maniobras en el espacio. Ver el lanzamiento desde la "vista" del cohete SLS supuso colocar estratégicamente cámaras, sensores y otras herramientas de medición a lo largo del cohete, el lanzador móvil y la plataforma de lanzamiento.
Los ingenieros también supervisaron las temperaturas extremas y los sonidos que experimentó el cohete justo después del despegue. Los datos posteriores al vuelo del SLS han mostrado que las válvulas de control del empuje y de la proporción de mezcla de los motores RS-25 estaban dentro del 0,5% de los valores previstos. La relación de mezcla es la proporción de combustible y oxidante que determina la temperatura y el empuje procedente de los motores a lo largo de sus ocho minutos de vuelo. Las demás presiones y temperaturas internas de los motores se situaron dentro del 2% de los valores previstos antes del vuelo.
En vuelo, la etapa central del SLS ejecutó con éxito todas sus funciones e insertó el ICPS y la nave Orión en una órbita terrestre inicial de 972,1 millas por 16 millas. La inserción se situó a sólo 2,9 millas del objetivo de la diana perfecta de 975 millas por 16 millas y dentro de los parámetros aceptables. Tras una inyección translunar casi perfecta, el ICPS y la nave Orión se separaron con éxito, permitiendo a Orión completar una misión de 25,5 días.