El contingente que se adelantó al grueso de la manifestación del 8M en la Ciudad de México y llegó primero al Zócalo de la Ciudad de México, comenzó a golpear con martillos la valla que se colocó para proteger el Palacio Nacional.
Aunque por varios minutos los policías que están detrás de la valla no respondieron, luego de unos minutos lanzaron polvo de extintores para contener a las manifestantes, algunas de ellas fueron ayudadas por sus compañeras para lavarles la cara.
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Pese a la insistencia de golpear las protecciones con las herramientas, la valla no sufrió daños mayores, algunos paramédicos auxiliaron a las manifestantes que fueron rociadas, luego de reponerse continuaron con su manifestación.
Asimismo, otros grupos minoritarios realizaron algunos destrozos en las fachadas de comercios, aunque habían colocado algunas protecciones sobre avenida Juárez, frente a las inmediaciones de la Alameda Central.
Aunque por algunos momentos parecía que los intentos por derribar las protecciones se detuvieron, las mujeres consiguieron doblar la parte alta de una de las vallas, la cual intentaron desprender para tener un espacio para lanzar objetos a los policías.
Algunos elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), que se colocaron entre la estructura y el edificio histórico, lanzaron más polvo de extintores para contener a las mujeres, pero ninguno de los dos grupos daba muestras de ceder y el enfrentamiento continuó.
También consiguieron derribar un par de semáforos colocados frente a la Catedral Metropolitana, la base del poste que sostiene las luces estaba del lado de la policía, mientras que el resto de la estructura colgó hacia la explanada del Zócalo.
