El coordinador humanitario de Naciones Unidas para Yemen, David Gressly, alertó de que el superpetrolero FSO Safer, inmovilizado desde hace casi diez años frente a las costas de Yemen y que todavía contiene en su interior más de un millón de barriles de crudo, podría “hundirse o reventar en cualquier momento” y provocar una catástrofe ecológica sin precedentes en la región.
“Nadie quiere que el mar Rojo se convierta en el mar Negro, pero resulta que eso es lo que va a pasar”, avisó Gressly en declaraciones a una cadena televisiva, donde recordó que el navío tiene fecha de 1976 y lleva sin ningún tipo de supervisión desde el principio de la guerra en el país, en 2015.
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“No se trata de una cuestión de “quizás”, es una cuestión de “cuándo”, avisó el humanitario en medio de los últimos esfuerzos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según un modelo proyectado por la revista científica Nature Sustainability, un vertido total del Safer se extendría hasta Arabia Saudí y por todas las aguas de Eritrea y Yibuti, y obligaría al cierre inmediato del puerto yemení de Hodeida, absolutamente imprescindible para la entrada de ayuda humanitaria esencial para seis millones de afectados por la guerra.
El vertido impediría también la llegada de combustible a ocho millones de personas que lo necesitan para activar sus generadores o sus bombas de agua potable en un país absolutamente devastado y convertido desde hace años en el escenario de la peor crisis humanitaria del planeta.
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Gressly no pudo ocultar su frustración por la incapacidad de los donantes internacionales para proporcionar los, aproximadamente, 30 millones de euros que hacen falta para completar el trasvase de los barriles al barco del PNUD, especialmente cuando todas las estimaciones apuntan a que un vertido supondría un coste aproximado de unos 20 mil millones de euros.
“Es verdad que la situación a la que se enfrentan los donantes internacionales es muy compleja por varios motivos, pero el caso es que tienen dinero para hacer frente a emergencias. Si hubiera un derrame, contaríamos con decenas de millones de dólares para limpiarlo, pero nadie parece tener dinero en los presupuestos cuando de impedir catástrofes se trata”, sentenció el humanitario.