NUEVA YORK (AP) — El musical íntimo, divertido y triste “Kimberly Akimbo” hizo a un lado a sus rivales más ostentosos el domingo para ganar el trofeo a mejor musical en los Premios Tony en una noche en que Broadway mostró su fuerza creativa en medio de la huelga de guionistas de Hollywood e hizo historia con galardones para los actores no binarios J Harrison Ghee y Alex Newell.
“Kimberly Akimbo”, con canciones de Jeanine Tesori y un libreto de David Lindsay-Abaire, sigue a una adolescente con un raro trastorno genético que le da una expectativa de vida de 16 años mientras navega en una familia disfuncional y un romance de escuela secundaria. Victoria Clark, como protagonista de la obra, agregó un segundo Tony a su vitrina de trofeos, ya que ganó uno en 2005 por “The Light in the Piazza”.
El productor David Stone le dio crédito a los escritores del musical por hacer magia, y calificó a “Kimberly Akimbo” como una “comedia musical sobre la fragilidad de la vida, tan curativo, tan profundo y alegre que es casi imposible”.
Momentos antes se hizo historia en los Premios Tony cuando Newell y Ghee se convirtieron en las primeras personas no binarias en ganar premios Tony de actuación. El año pasado, el compositor y escritor Toby Marlow de “Six” se convirtió en el primer ganador no binario de un Tony.
“Gracias por la humanidad. Gracias a mi increíble compañía que me impulsó todos los días”, dijo Ghee, ganador del premio a mejor actor de un musical, quien protagoniza “Some Like It Hot”, la adaptación de la clásica película de comedia travesti. El conmovedor Ghee sorprendió al público con su voz y sus habilidades de baile, interpretando a un músico, que al huir de gánsteres, se prueba un vestido y se transforma.
Newell, quien interpreta a Lulu, una destiladora de whisky independiente que no necesita a nadie en “Shucked”, ha dejado boquiabierto al público con su número característico, “Independently Owned”. Ganó como mejor actor de reparto en un musical.
“Gracias por verme, Broadway. No debería estar aquí arriba como un pequeño bebé negro queer, no binario, gordo, de Massachusetts. Y a cualquiera que piense que no puede hacerlo, lo miraré directo a la cara, pues puede hacer cualquier cosa que se proponga”, dijo Newell antes de recibir una ovación.
“Leopoldstadt” de Tom Stoppard, que explora la identidad judía con una historia intergeneracional, ganó el premio a la mejor obra, y también obtuvo un premio para el director Patrick Marber, el actor de reparto Brandon Uranowitz y el vestuario de Brigitte Reiffenstuel.
El dramaturgo checo-británico, que ahora tiene cinco premios Tony a la mejor obra, bromeó diciendo que ganó el primero en 1968 y señaló que los dramaturgos “se estaban devaluando progresivamente en la cadena alimenticia” a pesar de ser “los extremos afilados de la pirámide invertida”.
La presentadora de los Premios Tony, Ariana DeBose, abrió un guion en blanco tras bambalinas antes de bailar y saltar para iniciar la ceremonia con un frenético número de apertura que le dio una sacudida eléctrica a lo que suele ser una noche alegre, segura y agradable. La huelga de escritores ha llevado a la entrega de premios a lo mejor del teatro musical y las obras de teatro a confiar en la espontaneidad en una nueva locación alejada del distrito de teatros.
Antes de que comenzara la ceremonia, DeBose reveló al público las únicas palabras que se verían en el teleprompter: “Por favor, terminen”. Más tarde esa noche, prácticamente sin aliento después de su actuación sin palabras, agradeció a los organizadores el llegar a un acuerdo para realizar la ceremonia.
“Estoy en vivo y sin guion. De nada”, dijo ella. “A cualquiera que haya pensado que el año pasado fue un poco trastocado, les digo: ‘Queridos, abróchense el cinturón’”.
Los ganadores demostraron su apoyo a los guionistas en huelga ya fuera en el podio o en la alfombra roja en la que portaron broches. Miriam Silverman, quien ganó el Tony a mejor actriz de reparto en una obra por “The Sign in Sidney Brustein’s Window”, finalizó su discurso con: “Mis padres me criaron para creer en el poder del trabajo y en que los trabajadores sean compensados y tratados de manera justa. ¡Apoyamos al WGA (Sindicato de Guionistas de Estados Unidos) en solidaridad!”.
Jodie Comer, la estrella de “Killing Eve” nominada a tres Emmy, ganó el premio a mejor actriz de una obra por su debut en Broadway, en la obra que presenta en solitario “Prima Facie”, que ilustra cómo las leyes actuales fallan terriblemente cuando se trata de casos de agresión sexual.
Sean Hayes ganó el premio mejor actor de una obra por “Good Night, Oscar”, que dramatiza el viaje por una larga noche en la atormentada psique del pianista Oscar Levant, ahora desconocido pero que alguna vez fue una estrella.
“Esta tiene que ser la primera vez que un Oscar gana un Tony”, bromeó Hayes.
“Topdog/Underdog” de Suzan-Lori Parks, una obra ganadora del Premio Pulitzer sobre la rivalidad entre hermanos, la desigualdad y las falsas promesas de la sociedad, ganó el Tony a mejor reposición. Parks agradeció al director Kenny Leon y a las estrellas Corey Hawkins y Yahya Abdul-Mateen II: “Se mostraron grandes en un mundo que a menudo no quiere que personas como nosotros vivamos”.
Bonnie Milligan, quien ganó el premio a mejor actriz de reparto en un musical por “Kimberly Akimbo”, tenía un mensaje para el público: “Quiero decirles a todos los que tal vez no se vean como el mundo les está diciendo que deberían verse: no eres lo suficientemente bonito, no estás lo suficientemente en forma, tu identidad no es la correcta, a quién amas no es correcto. Eso no importa”.
“Porque ¿adivina qué?”, continuó, con su premio en la mano. “Está bien, y tú perteneces”.
John Kander, el compositor de 96 años detrás de musicales emblemáticos como “Chicago”, “Cabaret” y “The Scottsboro Boys”, fue honrado con un premio especial a la trayectoria.
“Este es muy grande”, dijo. “Cuando tu propia comunidad te honra, es muy gratificante y un poco aterrador”.
Agradeció a sus padres, a su esposo, Albert Stephenson, y a la música, que “ha sido mi amiga durante toda mi vida y prometió quedarse conmigo hasta el final”.
Jennifer Grey le entregó a su padre, el astro de “Cabaret” Joel Grey, otro Tony por su trayectoria.
“Ser reconocido por la comunidad teatral es un gran regalo porque siempre ha sido, junto a mis hijos, mi amor más grande y perdurable”, dijo el actor.
“Parade”, un musical sobre una historia de amor condenada al fracaso ambientada en el contexto real de un asesinato y linchamiento en Georgia antes de la Primera Guerra Mundial, que ganó el Tony a mejor nuevo musical en 1999, se llevó el premio a mejor reposición de un musical, y su director Michael Arden el premio a mejor dirección de un musical.
“‘Parade’ cuenta la historia de una vida que fue truncada a manos de la creencia de que un grupo de personas es más valioso que otro y que podrían ser más merecedores de justicia”, dijo Arden. “Esta es una creencia que es el núcleo del antisemitismo, la supremacía blanca, la homofobia, la transfobia y la intolerancia de cualquier tipo. Debemos unirnos. Debemos luchar contra esto”.
El espectáculo contó con actuaciones de todos los musicales nominados y Will Swenson, que protagoniza un musical de Neil Diamond en Broadway, dirigió a la audiencia en una vigorosa interpretación de “Sweet Caroline”. Lea Michele de “Glee” y ahora “Funny Girl” también realizó una versión vertiginosa de “Don’t Rain on My Parade”.
La ceremonia se realizó en el United Palace Theatre, en el vecindario Washington Heights de Manhattan, una nueva locación, a muchas millas (kilómetros) de Times Square y del distrito de los teatros.
“Gracias a todos por ir lejos del centro. Nunca ni en mis mejores sueños, de verdad”, bromeó Lin-Manuel Miranda en el escenario. El dramaturgo y actor de origen puertorriqueño escribió el musical “In the Heights”, ambientado en Washington Heights.
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La periodista de The Associated Press Jocelyn Noveck contribuyó a este despacho.
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