Los residentes de Maui que huyeron desesperados de las llamas, algunos incluso a pie, se preguntaban por qué el famoso sistema de alerta de emergencias de Hawai no les avisó cuando el fuego se acercaba a sus casas.
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Los registros de gestión de emergencias de Hawai no mostraron indicios de que se activaran las sirenas de emergencia antes del devastador incendio que se cobró la vida de al menos 55 personas y arrasó una localidad histórica, según confirmaron las autoridades el jueves.
El incendio es el peor desastre natural que azota el estado desde un tsunami que dejó 61 fallecidos en 1960 en la Isla Grande. Durante una conferencia de prensa el jueves, el gobernador, Josh Green, indicó que el número de decesos podría aumentar a medida que continúan las operaciones de búsqueda y rescate.
Hawai cuenta con lo que el estado describe como el mayor sistema integrado de alertas de seguridad pública para cualquier tipo de peligro al aire libre del mundo, con alrededor de 400 sirenas repartidas por todo el archipiélago para alertar a la gente sobre desastres naturales y otras amenazas. Pero muchos de los sobrevivientes de Lahaina dijeron en entrevistas en los centros de evacuación que no escucharon sirenas y se dieron cuenta del peligro que les amenazaba cuando vieron las llamas o escucharon explosiones cerca.
Thomas Leonard, un cartero retirado de 70 años de Lahaina, no se enteró de que había un incendio hasta que olió el humo. Horas antes se habían interrumpido la luz y el servicio de telefonía móvil, por lo que la localidad no tenía información en tiempo real sobre el peligro.
Intentó marcharse en su Jeep, pero tuvo que abandonar el auto y correr hacia la orilla cuando los vehículos cercanos empezaron a explotar. Se escondió detrás de un muro rompeolas durante horas mientras el viento arrojaba ceniza caliente sobre él.
Los bomberos llegaron finalmente y escoltaron a Leonard y a otros sobrevivientes a pie a través de las llamas hasta un lugar seguro. Avivados por un verano seco y los fuertes vientos de un huracán cercano, al menos tres incendios estallaron en Maui esta semana, se propagaron por los matorrales resecos que cubren la isla.
El más grave redujo a Lahaina a un paisaje de escombros cubiertos de ceniza gris entre el azul del mar y el verde lozano de las laderas. Esqueletos de edificios se doblaban bajo los techos aplastados. Había palmeras convertidas en antorchas, botes destruidos en los muelles y un persistente hedor a quemado.
“Sin duda, es como si una bomba hubiese caído sobre Lahaina”, dijo el gobernador Green después de recorrer las ruinas con el alcalde del condado de Maui, Richard Bissen Jr.
El vocero de la Agencia de Gestión de Emergencias de Hawai, Adam Weintraub, dijo a The Associated Press el jueves que los registros del departamento no muestran que las sirenas de alerta de Maui se activaran el martes. En su lugar, el condado utilizó alertas de emergencia enviadas a celulares, televisores y emisoras de radio, explicó.
No estaba claro si esos avisos se mandaron antes de que los cortes generalizados de electricidad y telefonía móvil suspendieran la mayor parte de las comunicaciones con Lahaina. Durante su comparecencia, Green reportó 53 fallecidos, pero el condado de Maui actualizó el conteo más tarde a 55 tras el hallazgo de dos nuevas víctimas.
Este es además el incendio más letal registrado en Estados Unidos desde el de Camp, en California, que dejó al menos 85 muertos y arrasó la localidad de Paradise en 2018.
Se sabía que el riesgo que corría Lahaina en caso de un incendio era muy grande. El plan de mitigación de peligros de Maui, actualizado en 2020, identificaba a Lahaina y otras localidades como zonas de incendios frecuentes y con edificios en peligro de sufrir daños.
El informe señalaba que Maui occidental era la zona de toda la isla con la segunda mayor cantidad de hogares sin vehículo y la mayor cantidad de gente qque no hablaba inglés.
“Esto puede limitar la capacidad de la gente de recibir, comprender y tomar las medidas pertinentes durante eventos peligrosos”, dice el plan.