MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
Dbeibé ha reiterado su "apoyo al pueblo palestino, a su justa causa y a su capital eterna, Jerusalén", al tiempo que ha reconocido su "plena responsabilidad" en la polémica "independientemente de quién lo haya hecho mal", informa la agencia de noticias libia LANA.
Asimismo, ha afirmado que el Consejo de Ministros "está orgulloso de la posición de los libios, que han declarado claramente que la cuestión palestina corre por sus venas y que se adhiere a sus principios e identidad".
"Lo sucedido en Roma es un asunto serio, incluso si fue una reunión paralela y un tema importante, incluso si ocurrió de pasada"; ha declarado Dbeibé, que, sin embargo, ha defendido a la que fuera titular de la cartera de Exteriores, asegurando que defendió "con toda sinceridad" las cuestiones del país "en todos los foros".
El jefe de Gobierno ha señalado que "muchos partidos aprovecharon este incidente" para atacar al gabinete y buscar el caos, por lo que ha agradecido a las fuerzas de seguridad por "ocuparse con toda profesionalidad y disciplina de los intentos de infiltración para arrastrar al país a la violencia y los ataques a las instituciones".
Mangush fue cesada por el primer ministro de unidad de Libia, en medio de una oleada de protestas que derivaron en violencia en varios puntos de la capital, Trípoli. Según medios locales, un grupo de manifestantes incendió la casa del propio Dbeibé, mientras que otro grupo irrumpió en la sede del Ministerio de Exteriores.
Las manifestaciones llevaron a la entonces ministra a huir en un vuelo a Turquía, tras lo que la Agencia de Seguridad Interna (ISA) señaló que no había dado permiso al desplazamiento y añadió que Mangush "no pasó por los canales oficiales en el aeropuerto de Mitiga", situado en Trípoli. "Las cámaras de seguridad aclararán este hecho", afirmó.
La revelación del encuentro provocó además críticas por parte de políticos israelíes contra Cohen por pronunciarse sobre el mismo, mientras que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu aprobó el una orden que estipula que todas las reuniones diplomáticas secretas deben contar con la autorización previa de su oficina.