MANCHESTER, Inglaterra (AP) — El secretario del Tesoro británico anunció el lunes un aumento del salario mínimo, en momentos en que el gobernante Partido Conservador trata de convencer a los votantes que apoya a los trabajadores en medio de las actuales penurias económicas.
Sin embargo el secretario Jeremy Hunt descartó la posibilidad de reducir los impuestos, afirmando que alimentarían la inflación.
“Sí quiero que tengamos menos impuestos”, dijo Hunt a Sky News antes de dar un discurso en la conferencia anual del Partido Conservador. Pero agregó: “es difícil que eso ocurra” este año.
No era ése el mensaje que muchos de los asistentes al cónclave en Manchester querían escuchar. Cientos de ellos aplaudieron en una sala en que la ex primera ministra Liz Truss —cuyas siete semanas en el cargo el año pasado sumieron a la economía británica en una crisis— exigió que Hunt reduzca los impuestos para el presupuesto que debe entregar el mes entrante.
Hunt informó a los delegados que el salario mínimo para trabajadores de 23 años o más subirá en abril de 10,42 libras (12,70 dólares) a por lo menos 11 libras (13,40 dólares). La cifra exacta será decidida tras consultas con un organismo asesor llamado Comisión para el Salario Mínimo, pero Hunt aseveró que más de 2 millones de trabajadores recibirán un aumento de sueldo.
Hunt prometió además congelar la contratación de empleados públicos a fin reducir costes y endurecer las condiciones para recibir prestaciones sociales, para frenar el éxodo del mercado laboral, una tendencia que se ha acelerado desde la pandemia del coronavirus.
“No es justo que alguien que se niega a buscar un trabajo en serio reciba el mismo monto que alguien que está haciendo lo mejor que puede”, sostuvo el funcionario, en declaraciones que alarmaron a grupos en contra de la pobreza.
El Partido Conservador está tratando de presentar medidas favorecidas por los votantes, como el aumento del salario mínimo, en la convención, que podría ser la última antes de las elecciones nacionales de 2024. Pero la autoridad de gastos del gobierno se ve constreñida por la debilidad de la economía y una inflación que alcanzó los dos dígitos el año pasado y que ahora se sitúa en poco menos de 7%.
