A grito de “¡Viva Leonor!”, la princesa de Asturias acaparó todo el protagonismo con una vestimenta que sorprendió a muchos de los presentes. La heredera al trono de España portó un traje de dos piezas de un blanco impoluto compuesto por un saco cruzado con grandes solapas y un pantalón a juego recto.
Se trata de un traje confeccionado por la sastrería Serna, firma de confianza que viste habitualmente a al rey Felipe y que diseñó su vestido para la boda con la reina Letizia. El estilismo lo completó con unos discretos salones con tacón en blanco roto de la firma española de calzado Lodi, unos sencillos aros de oro coronados por una brillante piedra de aguamarina y el Toisón de Oro.
El Toisón es muy codiciado por su exclusividad, pues el número de caballeros está limitado a 51 y es la máxima distinción que concede la casa real española. Para el cabello ha optado por un sencillo recogido en una coleta baja y un maquillaje sutil.
La elección del traje coincide con el que escogió Letizia para la proclamación de Felipe VI, en aquella ocasión con un diseño del mismo tono con detalles de cristales en rojo y amarillo en la zona del cuello. La Reina también vistió de blanco el día de la petición de mano con Felipe en el Palacio de El Pardo, un estilismo que recreó el pasado mes de junio. El color blanco se asocia con la pureza, por lo que es un color muy recurrente en actos importantes o en proclamaciones.
Pero Letizia no deja en el olvido su vestiario y en 2019 recuperó el traje de su pedida de mano en un viaje oficial a Marruecos. Ese 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, quiso rescatar el elegante traje de Giorgio Armani que lució en su pedida de mano.
Para completar el look seleccionó unos zapatos estilo babucha en color nude, y apostando por la sencillez a modo de joyas solo ha llevado unos discretos pendientes rematados en perlas.