En esta temporada de calor, los establecimientos de alimentos como restaurantes, cocinas y almacenes deben tener mucho cuidado ante la presencia de insectos y roedores, ya que estos animales representan una amenaza para la salud y un impacto económico, podría incrementarse con los períodos de calor en nuestro país.
Emmanuel Rosales, experto en SIFSA en manejo sustentable de fauna nociva, explicó que con las altas temperaturas, diversas plagas de insectos y roedores acortan sus ciclos de reproducción. ‘Si a esto añadimos el calor propio de las cocinas, se pueden registrar hasta 12 grados más de temperatura de lo normal’.
El experto informó que el impacto económico de los roedores en los restaurantes es “circular” y puede resultar devastador, ya que afecta todas las áreas: procesamiento de alimentos, almacenamiento, infraestructura del local (paredes, puertas, depósitos, cableado, etc.), envases y embalajes.
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Impacto en la salud y los alimentos
Además, la transmisión de enfermedades y virus letales impacta a la clientela y empleados, generando costos de atención y días laborales perdidos. Adicionalmente, ‘tiene un grave impacto en la reputación, como las denuncias en redes sociales y las demandas legales’, mencionó.
Para hacer una estimación del impacto negativo de los roedores, Emmanuel Rosales citó datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que señalan que se desperdician anualmente 127 millones de toneladas de alimentos en América Latina, causando pérdidas estimadas en 940 millones de dólares al año. Una buena parte proviene de la presencia de roedores.
‘Esos datos también señalan que en todo el proceso de producción, distribución, almacenamiento y procesamiento de alimentos, se pierde el 72% de la comida’, subrayó Rosales.
El especialista informó además que la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cerca de 600 millones de personas se enferman al año por alimentos contaminados.
El experto en el manejo sustentable de fauna nociva explicó que a pesar de tener áreas limpias, esto no es suficiente; es necesario contar con protocolos especializados de supervisión, prevención y mantenimiento con expertos en control de fauna nociva.