La mañana del 14 de junio, Leovaldo, un hombre de 50 años, protagonizó una inusual protesta frente a las instalaciones de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México diciendo que estaba embrujado y pidiendo ayuda a las autoridades capitalinas.
El sujeto llegó a la calle Digna Ochoa en la colonia Doctores, donde formó una tirolesa con un lazo entre un árbol y un poste de luz. Con esta improvisada estructura, se colgó para llamar la atención de las autoridades y transeúntes.
Mientras se elevaba, Leovaldo gritaba: “Soy sordo y estoy embrujado, quiero que atrapen a los santeros que me hicieron esto”.
De esta manera, la peculiar protesta no pasó desapercibida. Agentes de la Policía de Investigación se acercaron al lugar para atender las inquietudes del hombre y garantizar su seguridad.
Tras un breve diálogo, lograron convencerlo de bajar para que pudiera continuar con su denuncia de manera formal, fue entonces cuando Leovaldo explicó a los agentes que desde hace un tiempo ha estado sufriendo lo que él describe como un “hechizo” realizado por santeros.
De acuerdo con su relato, estos supuestos brujos lo han afectado física y mentalmente, llevándolo a una situación desesperada. La decisión de colgarse frente a la fiscalía capitalina fue, según sus palabras, un último recurso para obtener la atención y la ayuda que tanto necesita. Después de ayudar a Leovaldo a descender de la tirolesa, los agentes lo escoltaron a las oficinas de la fiscalía para que pudiera presentar su denuncia.
El caso de Leovaldo generó diversas reacciones en redes sociales, algunos internautas han mostrando preocupación por su salud mental y otros discutiendo la influencia y el impacto de las creencias en la brujería y los santeros en la vida cotidiana de algunas personas.
