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¿Por qué algunos países no compran carne a Estados Unidos?

Varios países no importan pollo clorado ni carne de res con hormonas agregadas estadounidenses. La administración Trump ha utilizado las prohibiciones para justificar aranceles comerciales más altos.El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quiere que otros países importen más carne de res y de aves de corral estadounidenses. Varios países han restringido la importación de estos productos durante décadas, porque no cumplen sus regulaciones de seguridad alimentaria.

En un anuncio del 2 de abril, Trump criticó las restricciones australianas a la carne de res. Su administración también ha reprochado al Reino Unido y la UE por negarse "sin base científica" a la importación de carne vacuna estadounidense, y a Argentina por prohibir las importaciones de ganado vivo estadounidense.

Trump ha utilizado estas prohibiciones de importación de sus productos cárnicos como parte de su justificación para imponer nuevos aranceles comerciales.

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¿Por qué los países prohíben las importaciones de carne vacuna de EE.UU.?

En el caso de Australia y Argentina, las restricciones se remontan a 2003, cuando se detectó encefalopatía espongiforme bovina (EEB) en ganado estadounidense, una enfermedad que afecta al sistema nervioso y también se conoce como enfermedad de las vacas locas. Si los humanos se infectan con EEB, pueden padecer la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.

En 2019, Autralia dejó de prohibir la importación de res estadounidense, aunque EE. UU. tiene que seguir cumpliendo las estrictas leyes de bioseguridad de Australia: los ganaderos estadounidenses deben demostrar que su ganado se cría, crece y sacrifica íntegramente en Estados Unidos.

Robyn Alders, científica veterinaria de la Universidad Nacional de Australia, comenta al respecto que "hay que realizar un rastreo de manera que el envío de su producto a Australia sea rentable, y hay muy pocas empresas, prácticamente ninguna de momento, dispuestas a hacerlo".


Argentina levantó la prohibición de la EEB en productos de carne vacuna estadounidense en 2018, pero no la importación al ganado vivo hasta que ambos países firmen un nuevo "certificado sanitario".

Sin hormonas agregadas para Europa y el Reino Unido

La UE y el Reino Unido restringieron las importaciones de carne de vacuno estadounidense desde 1989 por el uso de hormonas, como el estradiol 17ß y la testosterona, para acelerar el crecimiento. La UE sí importa carne de vacuno no tratada con hormonas de EE. UU.

La justificación de la prohibición de la UE se basa en su propia evaluación científica: la ingesta diaria de hormonas de crecimiento puede tener efectos negativos para la salud, como el crecimiento de tumores cancerosos por el estradiol 17ß.

La industria ganadera estadounidense, en cambio, afirma que las pruebas realizadas allí no muestran ningún riesgo para la salud de los adultos.

Según Erik Millstone, experto en política alimentaria y científica de la Universidad de Sussex, Reino Unido: "Las autoridades de la UE han realizado una evaluación mucho más exhaustiva del riesgo de consumir carne de vacuno tratada con hormonas (en comparación con las autoridades estadounidenses)".


Pollo clorado también prohibido en Europa

Estados Unidos también ha criticado las prohibiciones de la UE a la importación de aves de corral estadounidenses lavadas con cloro.

Los avicultores estadounidenses lavan la carne de ave con soluciones de cloro para eliminar bacterias dañinas, responsables de las intoxicaciones alimentarias.

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A las autoridades europeas les preocupa, sobre todo, que al enjuagar el pollo con cloro al final del proceso de producción, esto reduzca los estándares de higiene y bienestar animal en las primeras etapas. Las regulaciones de la UE, además, legislan sobre el bienestar animal en todas las etapas del proceso, "desde la granja a la mesa".

Millstone añade que algunas investigaciones demuestran que el enjuague con cloro podría no tener el efecto deseado de descontaminar la carne, es decir, que las tasas de intoxicación alimentaria bacteriana en EE. UU. serían sustancialmente más altas que en la Unión Europea o el Reino Unido.

Las encuestas sugieren que los europeos se oponen a la entrada de productos cárnicos estadounidenses. Una encuesta de 2020 reveló que el 80 por ciento de la población británica se opone a permitir la importación de pollo clorado.

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(rmr/ms)

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