El Congreso de la Ciudad de México exhortó a la Secretaría de Cultura local para que lleve a cabo las gestiones necesarias para que se pueda emitir la declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial a la Marcha del Orgullo LGBT+, que desde los años 70 se realiza gracias a la creación del Frente de Liberación Homosexual.
Dicho frente fue integrado por estudiantes, artistas e intelectuales de gran relevancia como Luis González de Alba, Nancy Cárdenas y Carlos Monsiváis, quienes exigieron derechos para las personas de todas las identidades sexuales, labor que ayudó a que sus demandas fueran escuchadas por todos los sectores de la sociedad.
Así, el 28 de junio de 1979 se llevó a cabo la Marcha del Orgullo Homosexual. Esta expresión cívico-política dio paso a la Marcha del Orgullo LGBT+, que se ha consolidado como uno de los movimientos cívicos más significativos de la historia reciente, al ser una manifestación política, cultural y comunitaria, que ha transformado la conciencia pública de la capital.
El diputado Alberto Vanegas aseguró que gracias a esta lucha hoy contamos con figuras como el matrimonio igualitario, la adopción homoparental, el reconocimiento de las identidades de género en documentos oficiales, y más recientemente, el reconocimiento legal de las identidades no binarias.
“No obstante, no deben entenderse como conquistas definitivas. Aún persisten violencias estructurales, crímenes de odio, discriminación en el ámbito laboral, educativo, de salud, y una invisibilización constante de las diversidades más interseccionales: personas trans, no binarias, racializadas, con discapacidad o en situación de calle”.
— Alberto Vanegas
La Marcha del Orgullo LGBT+ también ha sido una plataforma cultural que redefine permanentemente los espacios públicos como territorios de libertad, celebración y disidencia, argumentaron los legisladores proponentes.
“En cada edición se expresan manifestaciones artísticas, performances, consignas políticas, cuerpos no normados y nuevas narrativas que rompen con la hegemonía cisheteropatriarcal. Por ello, declarar a esta manifestación como Patrimonio Cultural Intangible es un acto de justicia histórica, reconocimiento público y protección institucional para asegurar su continuidad, autenticidad y promoción como bien colectivo”.
— Alberto Vanegas