Las consecuencias del ataque a El Piñas, nombre con el que se conoce a Misael, un joven vendedor de fruta en Tehuacán, Puebla, han ido mucho más allá de la agresión física.
Tras la golpiza que recibió por parte de Julio Flores Cabrera y su hijo Gerson —presuntamente por colocar su puesto frente a la refaccionaria de los agresores—, pobladores del municipio decidieron tomar justicia por mano propia y destruyeron las propiedades de los presuntos responsables.
Así quedaron las propiedades de los agresores de El Piñas
En imágenes compartidas por la periodista Apolonia Amayo se evidencia el nivel de destrucción. Un automóvil compacto, presuntamente un Chevy, quedó completamente calcinado frente al portón del domicilio.
El incendio alcanzó también la vivienda de dos pisos, la cual resultó con severos daños: techos colapsados, restos de yeso esparcidos por el suelo, puertas destrozadas y objetos personales quemados tanto dentro como fuera del inmueble.
Uno de los videos más impactantes muestra a varias personas arrojando botellas con gasolina al interior de la casa, provocando un incendio que rápidamente consumió gran parte del lugar. Las llamas, visibles desde distintas zonas, se convirtieron en símbolo del hartazgo vecinal ante el abuso contra El Piñas.
A pesar de la magnitud del acto colectivo, la madre de Misael hizo un llamado a la calma. En un mensaje dirigido a los habitantes de Tehuacán, pidió paz y agradeció el respaldo brindado a su hijo, aunque exhortó a la ciudadanía a no responder con más violencia, según reportó Telediario Puebla.
El caso de El Piñas ha sacudido a la opinión pública, no solo por la brutalidad del ataque, sino por la respuesta social que provocó. Las autoridades informaron que ya tienen identificadas a dos personas que incitaron a la multitud a agredir a los victimarios del joven vendedor de frutas.
