Un ejército ilegal de 2.000 combatientes que controla gran parte de la mayor región productora de cocaína del mundo está cerca de deponer las armas después de casi 12 meses de conversaciones con el Gobierno colombiano.En la búsqueda de la paz total, Gustavo Petro logró que numerosos disidentes de las FARC, que pertenecían a la Segunda Marquetalia de Iván Márquez y se autodenominan Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (CNEB), se comprometieran a dejar las armas, al desminado humanitario y a la sustitución de hoja de coca de unas 30.000 hectáreas entre Nariño y Putumayo. Fue el resultado obtenido luego de finalizar el quinto ciclo de conversaciones en el departamento de Nariño, frontera con Ecuador.
Desde esta conflictiva zona del Pacífico colombiano, salen toneladas de cocaína rumbo a Estados Unidos y Centroamérica. Unas 60.000 hectáreas de hoja de coca están sembradas en el departamento nariñense, el que más cultivos de hoja de coca tiene en Colombia, insumo principal de la cocaína.
Diálogo en zona roja
DW pudo entrar a esta zona y a la quinta mesa de diálogos con permiso de las disidencias, ya que es un territorio cocalero armado, con altos índices de violencia, en donde la seguridad pública es deficiente y donde se procesa la hoja de coca.
Una vez que pasamos la vereda de "Llorente” y entramos al resguardo indígena "Awá Inda Sabaleta”, se podían observar los cultivos de hoja de coca de lado y lado de la carretera destapada y marcada por piedras. Por la improvisada carretera subían y bajaban motos con campesinos, incluso algunas manejadas por niños de unos 12 años.
Cuando llegamos a la mesa de negociación, instalada en un coliseo, tres indígenas del resguardo awá, en conversaciones informales con DW, aseguraron que las comunidades de la zona ven como única opción vivir de la hoja de coca.
El gobernador de Nariño, Luis Escobar, indicó por WhatsApp a DW que no está de acuerdo con que las comunidades digan que no pueden vivir sino de la coca. Pero considera fundamental que el Estado viabilice y mantenga en el tiempo proyectos productivos con mercado asegurado, algo que no es posible con las condiciones actuales.
Por su parte, los indígenas awá fueron enfáticos en que no hay vías para sacar plátano, ni cacao, ni panela, como tampoco hay acceso a salud o estudio para sus hijos. "No hay futuro para nadie”, remarcaban mientras empuñaban un bastón de mando, hecho de madera, dejando claro que no están relacionados con el grupo insurgente negociador. "Nosotros protegemos nuestra comunidad y territorio”, aseguraron a DW.
Que el Estado cumpla
Entretanto, un par de guerrilleros de la CNEB, presentes también en el coliseo donde se firmaron los compromisos de este quinto ciclo de conversaciones, comentaron a DW que quieren que el Estado colombiano esta vez sí cumpla lo pactado, y no como pasó durante los gobiernos de los expresidentes Juan Manuel Santos e Iván Duque. Murmuraban sus palabras con cierto respeto y recelo hacia los comandantes que estaban sentados en la mesa representando a diferentes frentes armados hoy conglomerados en la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano.
Nacer en guerra y seguir en guerra
Por su parte el jefe negociador de la CNEB, "alias Walter Mendoza”, dijo a DW en la rueda de prensa que selló los recientes diálogos, que están cansados de vivir de las economías ilícitas, de andar en guerra con el Ejército y de la ilegalidad. "Yo nací en guerra y sigo en guerra”, remarcó este hombre de más de 60 años, cuyo nombre real es José Vicente Lesmes y quien fue uno de que ayudó a forjar el Comando Central de las extintas FARC.
En el resguardo conversa el gobierno actual con esta disidencia, luego de que en Bogotá fuera capturado, en febrero de este año, Andrés Rojas, "alias Araña”, jefe de los Comandos de Frontera (pertenecientes al CNEB) durante el ciclo anterior de negociación. Ahora está participando virtualmente desde la cárcel la Picota, la más importante del país. Un hecho que puso a tambalear estas conversaciones de paz.
Los delegados del gobierno, muy preocupados por esta acción de la Fiscalía, pidieron garantías a la Justicia, para que actos sorpresivos como este no vuelvan a poner en peligro la paz que están buscando y la confianza que se ha logrado construir.
Para Gloria Arias, miembro del movimiento Defendamos la Paz y Delegada del Gobierno Nacional en la mesa de paz con la CNEB, el presidente Gustavo Petro tiene ahora la oportunidad de nombrar una nueva o nuevo ministro de Justicia que comprenda y respalde su política de paz.
La paz llega con transformación territorial
Uno de los puntos claves del acuerdo en este quinto ciclo de conversaciones entre el gobierno nacional y las disidencias FARC, CNEB, es la creación de Zonas para la Capacitación Integral y Ubicación Temporal de guerrilleros, que iniciarán labores de desminado humanitario y sustitución de cultivos en zonas rurales de Nariño y Putumayo y en otras áreas donde tiene presencia el grupo armado. En estos espacios se capacitará y ubicará temporalmente a 120 de sus integrantes, con el propósito de que sean una fuerza de paz. Pero el gobierno de Petro deberá garantizar la seguridad física y jurídica para las comunidades y los combatientes que buscan dejar las armas pronto.
Gloria Arias concluye diciendo a DW que "la voluntad política del presidente (Petro), tiene que verse respaldada por todas las instituciones del Estado, y que eso debe traducirse en realizaciones concretas que serán hechos de paz y desarrollo social”.
(ers)