Durante la visita de Donald Trump a Oriente Medio se cerraron numerosos acuerdos de inversión en inteligencia artificial con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. China podría beneficiarse.Donald Trump viajó recientemente a Oriente Medio junto a un séquito de relevantes figuras del mundo de la inteligencia artificial (IA). En Riad, Arabia Saudita, se reunieron con el príncipe Mohamed bin Salman. Varias empresas estadounidenses anunciaron acuerdos por valor de decenas de miles de millones de dólares.
Sorprendentemente, la empresa estadounidense Nvidia acordó vender cientos de miles de chips de alta gama a Humain, una nueva empresa saudí de IA, respaldada por el Estado.
China, en alerta
Esto sucede en un momento en que Arabia Saudita está incrementando sus inversiones en IA, y la administración Trump intenta consolidar el dominio estadounidense en el aprendizaje automático y la producción de semiconductores de alta gama.
Karen E. Young, experta en Oriente Medio del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia, en Nueva York, cree que Arabia Saudita es un socio natural para Estados Unidos en lo tocante a IA, ya que Riad está en condiciones de construir y operar enormes centros de procesamiento de datos. "Son capaces de proporcionar un enorme suministro de electricidad a partir de gas y energía solar. Implementan rápidamente las regulaciones y pueden desplegar centros de datos o centrales eléctricas con rapidez. Eso les da una ventaja".
Sin embargo, hay voces críticas, también en las bases de Trump, que no ven con buenos ojos suministrar chips de alta gama a países de Oriente Medio porque, en última instancia, beneficiaría a China, país que mantiene estrechos vínculos económicos y políticos con Oriente Medio.
Para promover la venta de chips con capacidad de IA a Oriente Medio, la administración Trump ha levantado las prohibiciones de exportación a países como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (EAU) impuestas por el expresidente Joe Biden en 2024. Empresas como Microsoft y Nvidia habían criticado la llamada "Regla de Difusión de la IA", alegando que frena la innovación.
David Sacks, presidente del Consejo de Asesores de Ciencia y Tecnología de Trump y autoproclamado zar de la IA en la Casa Blanca, escribió en X que la alternativa es "excluir de nuestro ecosistema de IA a amigos y aliados cruciales geoestratégicos y ricos en recursos", y añadió: "Todos los países querrán participar en la revolución de la IA. Si nos aliamos con ellos, los atraeremos a nuestra órbita. Si los rechazamos, los empujaremos a los brazos de China".
Muy en serio con la IA
"Arabia Saudita se está tomando muy en serio la IA como un sector estratégico para la diversificación", declaró Karen E. Young.
Otro acuerdo, anunciado durante el viaje de Trump al Golfo, sienta las bases para la construcción del mayor campus de IA fuera de Estados Unidos así como el suministro de chips avanzados "fabricados en EE. UU."
Emiratos Árabes Unidos ha creado una empresa tecnológica llamada G42 como su principal filial de IA, en la que Microsoft ya ha invertido más de 1.340 millones de euros.
Humain, el nuevo impulsor saudí de IA, es propiedad exclusiva del Fondo de Inversión Pública (PIF, por su siglas en inglés) del país, que cuenta con casi un billón de dólares en activos. El PIF ha lanzado previamente otros proyectos de IA, mientras que la petrolera estatal Saudi Aramco se ha asociado con los fabricantes de chips estadounidenses Cerebras y Groq. "Estos lugares cuentan con dos de los ingredientes clave para convertirse en grandes potencias de IA. Lo único que les falta ahora son computadoras y talentos", afirmó Martin Chorzempa, experto en China del Instituto Peterson de Economía Internacional.
Según Karen E. Young, el acceso a tecnología avanzada es una "prioridad nacional" para Arabia Saudita y que el apoyo estadounidense se vea como "una cuestión transaccional en lugar de un problema de seguridad o un desafío político", contribuye a dicho objetivo.
Chorzempa ve un peligro: que las empresas locales desarrollen sus propios modelos para competir con Estados Unidos, o que China se beneficie no necesariamente consiguiendo los chips, sino enviando a su gente a trabajar y aprender a Oriente Medio.
(rmr/ers)