Una simple notificación en Telegram. Un saludo inesperado. “Hola, Andrés”, aunque tu nombre no sea ese. Así inicia uno de los fraudes sentimentales más sofisticados de los últimos meses, donde la estafa no llega disfrazada de amenaza ni de urgencia bancaria, sino de interés, afecto y dulzura.
Detrás del mensaje, una identidad falsa: Li Mei Qi. A lo largo de siete días, Publimetro México conversó con al menos cinco cuentas que usaban ese mismo nombre y comprobó el modo en que esta red engancha emocional y financieramente a sus víctimas.
El fraude empieza con un error fingido
Todo parece casual. La supuesta Li Mei Qi dice que agregó tu contacto por equivocación, que cree que eres alguien que conoció en otro país o que usó mal el buscador. Luego insiste con preguntas personales: ¿vives solo?, ¿te gusta viajar?, ¿vas al gimnasio?
Su español tiene errores, pero usa traductor. En cuestión de horas empieza a coquetear, a compartir fotos y a decir que le gusta hablar contigo. Si le sigues la conversación, pasarán al “modo diario”: un saludo por la mañana, otro por la noche. Se presenta como una mujer de 27 años que vive en Ottawa, Canadá, que tiene una tienda de ropa, que quiere visitar México. Todo parece verosímil.
Cuentas automatizadas, emociones simuladas
Las conversaciones con distintas cuentas de Li Mei Qi son prácticamente idénticas. Mismos textos, mismas respuestas. Cambian apenas las fotos y los tiempos. Eso reveló a Publimetro que se trata de un sistema parcialmente automatizado, posiblemente usando bots con intervención humana en momentos clave: cuando se cambia de canal, cuando se pide dinero, cuando se responde con frases personalizadas.
Las imágenes que envía son variadas, pero todas en alta calidad, en entornos como gimnasios, piscinas, cafeterías, con selfies bien cuidadas. Algunas cuentas incluso usan videollamadas falsas con clips pregrabados.
El gancho: Rakuten y una historia de comisiones
En algún momento, siempre hacia el cuarto o quinto día, lanza una frase como al pasar: “ayudé a mi amiga a hacer pedidos de Rakuten y ganó 200 dólares en comisiones”. No te pide nada. Pero planta la semilla. Días después, te propone hacer lo mismo.
Te pasa una página web con diseño profesional, donde simulas tomar pedidos de una tienda online. Por cada “orden”, tu saldo aumenta. Te da acceso a su supuesta cuenta para que veas que ya tiene cientos de dólares acumulados. La página tiene logos, testimonios, videos. Todo es falso.
El fraude se concreta con una recarga
En determinado momento, el sistema bloquea una orden grande y te pide que “recargues” para liberarla. Pueden ser 50 dólares, 100, o más. La supuesta Li Mei Qi te da una wallet de USDT (red TRC20) y te dice que ella pagará la diferencia.
Te anima a hacer la transferencia. Nunca verás el dinero de vuelta. Cuando empieces a cuestionar, cambiarán de tono o simplemente te dejarán en visto. El dinero se ha ido.
Una red con decenas de identidades falsas
Publimetro identificó más de 50 cuentas con el nombre de Li Mei Qi. Muchas usaban los mismos nombres de usuario en otras plataformas, como sitios de videojuegos y foros online, donde probablemente ejecutan fraudes similares.
Algunas combinan emojis en su nombre, otras cambian la foto cada pocos días. Todas remiten a un mismo patrón: automatización, gancho emocional, falsa promesa de comisión, wallet USDT.
Clonan a Rakuten sin consecuencias
Rakuten es una empresa japonesa de comercio electrónico y servicios financieros, con presencia global. La página que los estafadores crearon simula ser parte de su programa de afiliados. Tiene logos, promesas de ganancias, formularios. La URL, sin embargo, no pertenece a Rakuten.
Publimetro verificó que la compañía se deslindó en redes sociales, pero no parece haber hecho nada más. El sitio sigue activo. En su código y DNS se hallaron servidores vinculados a empresas registradas en Hong Kong y uso de hostings que alojan otros sitios de fraude, lo que apunta a que el origen podría estar en China.
Una semana de seducción digital basta para perderlo todo
En siete días, estas cuentas pueden convencer a una persona de que está ayudando a alguien especial, que está ganando dinero, que está a punto de tener una relación. Todo es parte del guion.
En realidad, solo eres un usuario más en una base de datos de potenciales víctimas. Las fotos no son reales, las respuestas son parte de un bot, y las comisiones no existen. Solo queda el saldo vaciado y un perfil de Telegram que desaparece.