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Cristina Kirchner: la condena que reordena la política argentina

La expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner saluda en la sede del Partido Justicialista en Buenos Aires. DW

La sentencia contra la expresidenta agita el tablero político argentino. ¿Qué significa para el peronismo, la polarización social y el Gobierno de Javier Milei?La Corte Suprema de Argentina confirmó el fallo por corrupción contra la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner . La sentencia —seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos— marca un hito judicial y político. Para algunos, se trata de una victoria institucional; para otros, de una nueva forma de persecución. Pero el verdadero impacto trasciende a la figura de la expresidenta: pone en jaque al peronismo, sacude el mapa político y redefine las coordenadas de poder en la era de Javier Milei.

Un fallo con peso simbólico

La sentencia, dictada originalmente en 2022 y ahora confirmada por la Corte, es inédita en la historia argentina. "Es la primera vez que un expresidente realmente debe enfrentar una condena de este tipo. Se puede hablar de un hecho histórico", sostiene el analista político Carl Moses, desde Buenos Aires, en entrevista con DW.

Para Susanne Käss, directora de la Fundación Konrad Adenauer en Argentina, cercana al partido conservador CDU de Alemania, el valor simbólico es doble: "Significa que hoy en día en Argentina no es tan fácil para los políticos hacer absolutamente lo que quieran sin consecuencias". A esto se suma que el fallo no se produjo durante el Gobierno de Javier Milei, lo cual —afirma Käss en entrevista con DW— "le quita a Cristina el argumento de una motivación política inmediata".

Desde Lisboa, el politólogo argentino Andrés Malamud añade, consultado por DW, una mirada de contraste: "Para una parte de los argentinos, la sentencia manifiesta la igualdad ante la ley; para la otra parte, encarna la persecución judicial".

Cristina, ¿figura en retirada?

Aunque la condena la deja formalmente fuera de carrera electoral, Cristina Kirchner mantiene un núcleo duro de apoyo. "Tiene una base que no baja del 25 por ciento del electorado, algo que ningún otro dirigente peronista tiene hoy", explica Moses. No obstante, advierte que eso no garantiza que mantenga el control del movimiento: "Desde la cárcel, podrá seguir influyendo, pero no podrá reunir a todo el peronismo detrás de ella".

Malamud es más directo: "La sentencia alimenta la polarización en el corto plazo, aunque quizás la desinfle en el mediano plazo por la pérdida de protagonismo de Cristina Kirchner".

El peronismo busca nuevo liderazgo

Sin Cristina como posible candidata, la lucha interna peronista entra en ebullición. Axel Kicillof, actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, aparece como el heredero natural del kirchnerismo. "No puede no querer tomar ese legado", opina Moses, aunque matiza: "Es más moderado en el trato, menos confrontativo, y sobre todo, no está asociado con la corrupción".

Käss coincide en que la sentencia puede acelerar el relevo interno: "En los últimos meses, hemos presenciado una lucha de poder entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof. Supongo que esto va a acelerar la formación de un nuevo liderazgo fuerte dentro del peronismo".

Sin embargo, el peronismo aún no ha encontrado su nuevo eje. Para Malamud, todo dependerá de si emergen figuras con peso propio: "La sentencia debería contribuir a su renovación, pero eso va a depender de la emergencia de nuevos liderazgos".

Milei pierde a la "villana perfecta"

El presidente Javier Milei ha reaccionado con cautela, pero no ha dejado pasar la oportunidad de presentarse como ajeno a cualquier interferencia. "El Gobierno ha tomado distancia, afirmando que la Justicia actuó sin intervención del Ejecutivo", señala Malamud.

Käss subraya que Milei puede explotar el hecho "como una victoria del Estado de derecho contra la corrupción", alineado con su retórica antipolítica. Sin embargo, advierte que "Cristina es el villano perfecto" y su ausencia podría no beneficiarlo tanto como parece: "Eso moviliza al votante anti-kirchnerista, pero también podría ayudar al peronismo a reorganizarse".

Moses, por su parte, va más allá: "Cristina era el enemigo ideal para Milei. Con ella fuera de juego, pierde una figura polarizante que unificaba al voto anti-kirchnerista".

Una sociedad aún profundamente dividida

La polarización sigue siendo un eje central del escenario argentino, pero con nuevos matices. "Ya no se puede reducir la política a kirchnerismo vs. antikirchnerismo", apunta Käss, quien destaca que en elecciones recientes la disputa real fue entre La Libertad Avanza, la actual coalición política de Gobierno en Argentina, y fuerzas cercanas al expresidente Macri.

Pese a todo, el conflicto en las calles podría escalar. Moses anticipa movilizaciones de sectores kirchneristas duros y universitarios, aunque duda de su masividad. "El Gobierno tendrá que decidir si reprime con fuerza o si deja que las protestas se desactiven solas. Cualquier reacción desproporcionada podría ser costosa políticamente".

¿Fin del kirchnerismo o mutación?

La condena marca el cierre de una etapa, pero no necesariamente el final de una corriente política. Cristina Kirchner ya no podrá ocupar cargos, pero seguirá siendo una referencia. Kicillof parece ser el nombre en el que convergen las posibilidades de renovación, aunque aún es pronto para saber si logrará consolidar un liderazgo más amplio.

(rml)

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