Un nuevo estudio liderado por científicos de la Universidad de Western Ontario y la Universidad de Athabasca en Canadá ha encendido las alarmas sobre el posible impacto del asteroide 2024 YR4 contra la luna en el año 2032. Aunque la probabilidad actual es del 4%, lo que significa que hay un 96% de posibilidades de que no ocurra, las consecuencias de un choque de esta magnitud no serían menores.
El estudio, actualmente bajo revisión, utilizó observaciones del Telescopio Espacial James Webb para analizar el asteroide y simular su posible colisión con la superficie lunar. De acuerdo con los investigadores, un impacto de 2024 YR4 crearía un cráter de más de un kilómetro de diámetro en el hemisferio sur de la luna, convirtiéndose en el mayor evento de este tipo en aproximadamente 5 mil años.
Este asteroide, descubierto a finales de 2024, generó inicialmente preocupación por una posible colisión con la Tierra. De hecho, llegó a alcanzar la puntuación más alta jamás registrada en la Escala de Peligro de Impacto de Turín. Sin embargo, nuevas observaciones desde la Tierra descartaron la amenaza directa a nuestro planeta, aunque la luna continúa en la trayectoria potencial de impacto.
Consecuencias para satélites y posibles lluvias de meteoritos
Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio es la cantidad de material que podría ser expulsado al espacio tras el impacto. “El material resultante del impacto representaría una amenaza para los satélites en órbita baja terrestre durante días o incluso meses”, señala el informe. Los científicos advierten que una parte de estos fragmentos podría ingresar a la atmósfera terrestre y provocar una lluvia de meteoritos.
“El resultado podría ser una lluvia de meteoritos que duraría algunos días y sería espectacular, aunque el número de meteoros visibles se vería algo atenuado por la baja velocidad de entrada del material expulsado”, afirmaron los investigadores.
Actualmente, existen más de 10 mil satélites activos en órbita baja y más de 25 mil fragmentos de basura espacial. La colisión podría representar un desafío significativo para las agencias espaciales y operadores comerciales. Según el estudio:
“Dado el área total expuesta para satélites en 2032, se vuelve posible que cientos o miles de impactos de fragmentos de tamaño milimétrico se experimenten en toda la flota de satélites”. Aunque en su mayoría no provocarían fallas catastróficas, sí podrían causar daños menores o interrupciones.
Asimismo, los fragmentos expulsados podrían poner en serio riesgo a las naves que orbiten la luna, incluyendo misiones críticas como el Lunar Gateway, la estación espacial planeada por la NASA para futuras operaciones lunares. Según el estudio, estos restos representarían un “peligro aún mayor” para cualquier actividad en la superficie lunar.
Observaciones futuras serán clave
Por ahora, el asteroide 2024 YR4 ha pasado detrás del sol, lo que imposibilita nuevas observaciones hasta el año 2028. Los científicos esperan que esos nuevos datos ayuden a refinar las predicciones sobre un posible impacto lunar y sus consecuencias.
Hasta entonces, el riesgo puede ser bajo, pero no se descarta. Con un tamaño estimado de entre 53 y 67 metros de diámetro, el equivalente a un edificio de 15 pisos, el asteroide continúa bajo vigilancia y es objeto de estudios internacionales por su potencial de alterar no sólo la luna, sino también el entorno espacial terrestre.