Más de 100 mujeres resultaron estafadas por una clínica estética llamada Lanemex, la cual tenía sucursales en los centros comerciales Parque Delta y Parque Toreo, pero que de un día para otro cerró sus locales bajo el argumento que están en remodelación; sin embargo, la administración de las plazas les dijo a la afectadas que el contrato de renta se terminó.
De acuerdo con el relato de Zeltzin Gutiérrez, publicado en su perfil de Instagram, las trabajadoras de las clínicas ofrecían los servicios a las personas que visitaban los centros comerciales, los cuales tenían diversos costos, de entre ocho mil, 20 mil y hasta 40 mil pesos.
Para generar confianza les daban un par de sesiones, aunque el servicio no destacaba por la higiene ni el trato al cliente, pero debido al alto costo las personas continuaban con los tratamientos faciales o para bajar de peso.
“De la noche a la mañana cerraron, solo pusieron en uno papales que por remodelación, pero en la administración de Parque Delta no dijeron que ya no hay contrato de arrendamiento y desaparecieron. Somos más de 100 mujeres estafadas, recolectando las facturas para ver el monto del fraude es superior a un millón de pesos”.
Varias de las afectadas acudieron a las autoridades para demandar de forma conjunta y ejercer presión para que se ubique a los responsables y les regresen su dinero, la denuncia la realizaron en la Fiscalía General de Justicia (FGJ) en la Coordinación Territorial BJ3.

“Si tú también fuiste estafada por esta empresa y aún no te das cuenta, porque apenas tiene dos semanas que cerraron, en BJ3 ahí está la denuncia para que investiguen dónde están estos ladrones, ya les dimos los nombres de los dueños, muchas pruebas, llevamos mucha información para que sigan la investigación. No puede ser que se les ocurra abrir un negocio, vender, vender y cerrar, robar a la gente sin dar el tratamiento”.
Violación a derechos laborales
Tras darse a conocer esta denuncia, Karen Robles relató que trabajó en la sucursal de Parque Toreo, en donde sus derechos laborales fueron violentados, con falta de pagos, comisiones, largas jornadas y sin seguridad social.

“Me tuve que poner algo pesada porque no querían ni darme mi hora de comida cuando trabajaba 10 horas. Estaba sólita haciendo todo y no podía a veces ni salir a comprar un agua o al baño. Después de que me salí una chica me platicó que habían cerrado, qué las mandaban a Parque Delta y también estaba cerrado, se me hace de lo más nefasto, ya que a mí como trabajadora también me vieron la cara. Muchas ocasiones le pedí a mi jefa lo que necesitaba, como insumos, mobiliario o personal y no me hacían caso”.