Decenas de artistas, cantantes y personalidades del mundo del espectáculo ya cuentan con su propio peluche del Dr. Simi, ese simpático personaje que se ha convertido en un ícono cultural en México.
Ahora, a esta lista se suma una figura muy especial: el papa León XIV, quien recibió su propio Dr. Simi en tamaño gigante. La tradición comenzó hace algunos años, cuando fanáticos mexicanos comenzaron a lanzar peluches personalizados del Dr. Simi a sus artistas favoritos durante conciertos y eventos.
Del escenario al Vaticano: el Dr. Simi conquista corazones en todo el mundo
Este gesto, cargado de cariño y admiración, se transformó rápidamente en un símbolo de afecto popular que trascendió fronteras. Con el tiempo, la figura del Dr. Simi dejó de ser únicamente un personaje publicitario para convertirse en un emblema de cercanía, alegría y solidaridad.
El creador de este fenómeno, Víctor González Torres, conocido como el Dr. Simi, es el fundador de Farmacias Similares. Su hijo, Víctor González Herrera, actual CEO de la empresa y presidente ejecutivo del Grupo Por Un País Mejor, fue el encargado de llevar esta tradición hasta el Vaticano.
Durante una visita a la Santa Sede, González Herrera tuvo la oportunidad de reunirse con el papa León XIV y entregarle personalmente un peluche gigante -y personalizado- del icónico personaje del Dr. Simi.
Dr. Simi trasciende fronteras y llega al corazón del papa León XIV
“Hoy tuve el honor de reunirme con Su Santidad el Papa León XIV. Más allá del encuentro, me quedo con la certeza de que la bondad, cuando se vive con alegría, trasciende fronteras y generaciones. Le entregué unos Dr. Simi, símbolos del cariño de millones de personas que creen en un mundo más justo, más solidario y más humano.
Su mensaje fue claro: no dejemos de hacer el bien. Y eso seguiremos haciendo con fe, con trabajo y con amor por la gente”, expresó González Herrera en su cuenta de Instagram tras el encuentro con el papa León XIV.
Con este gesto, el Dr. Simi reafirma su papel como un símbolo de esperanza y unión entre las personas, demostrando que incluso un sencillo peluche puede transmitir mensajes de empatía, fe y amor universal.