Diciembre no se acaba el 31… te persigue hasta enero. Cada compra impulsiva, cada tarjetazo “porque es Navidad” y cada gasto sin pensar hoy, puede convertirse en la factura emocional y financiera que pagarás en la cuesta más larga del año.
Porque seamos claros: enero no perdona. Llega con rentas, colegiaturas, pagos fijos y estados de cuenta que no entienden de posadas ni brindis. Y ahí es donde muchos se dan cuenta —demasiado tarde— de que celebrar sin control fue una mala idea.
El punto de quiebre está justo ahora, en el cierre de diciembre. No se trata de no disfrutar, sino de no dispararte al pie financiero. Gastar sin mirar tus números es apostar a ciegas: emocionante unos minutos, doloroso semanas después.
El director general de Consumo de la sociedad de información crediticia Circulo de Crédito, Hugh Bruce, explicó que la diferencia entre cerrar el año con tranquilidad o con deudas está en conocer tu situación financiera antes de tomar decisiones.
Diciembre también define enero
A través de un informe especial, la empresa indicó que celebrar no debería costarte tranquilidad después. “Antes de dejarte llevar por la emoción del fin de año, vale la pena preguntarte algo simple: ¿cómo quiero empezar el año siguiente?
Refirió que cuando tienes clara tu situación financiera, cuánto tienes, cuánto debes y cuánto puedes usar sin afectar enero, las compras dejan de ser impulsivas y se vuelven decisiones con intención. “La meta no es limitar la celebración, sino disfrutar sin convertir el inicio del año en una carga emocional o económica”.
Tips financieros de fin de año
Para cerrar este año sin remordimientos financieros, Círculo de Crédito te recomienda estas cuatro estrategias:
1. Aplicar la fórmula infalible 50/30/20
La fórmula de finanzas personales más recomendada y adaptable para diciembre es la regla 50/30/20, ajustada para incorporar ingresos adicionales como el aguinaldo o fondo de ahorro.
Este sistema divide tus ingresos netos –salario más aguinaldo y prestaciones– en tres bloques: 50% para alimentos, transporte, servicios y compromisos fijos; 30% para gastos de temporada como regalos, cenas, reuniones y salidas; y 20% para ahorro o reducción de deudas.
2. Regalos con intención
Definir un presupuesto y priorizar a algunas personas reduce las compras impulsivas. Los intercambios familiares o los regalos compartidos ayudan a conservar el significado sin incrementar el gasto.
3. Cenas colaborativas
Planear –con anticipación– la cena de Año Nuevo y repartir responsabilidades entre los invitados baja los costos y mantiene el foco en lo más importante: el encuentro.
4. Viajes bien calculados
Antes de hacer un viaje, conviene revisar qué proporción del ingreso representa y cómo impactará en los pagos fijos de los siguientes meses.
Puntos para considerar
Revisar el historial crediticio, identificar deudas y conocer los compromisos activos permite definir mejor hasta dónde puedes llegar sin comprometer el inicio del año.
“Esta temporada no tiene que ser sinónimo de deudas impagables. Cuando las personas conocen su realidad crediticia y organizan sus gastos, pueden disfrutar las fiestas sin que enero se convierta en una carga”, concluyó Hugh Bruce.