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El fotógrafo canadiense Joel Robinson, de 27 años, ha convertido su pasatiempo favorito en un negocio redituable.
El artista crea imágenes fantásticas con ilusiones ópticas que lo hacen parecer tan pequeño como sea posible. “Sólo utilizó la cámara para hacer trucos mágicos y construir autorretratos”.
Joel comenzó a tomar fotos por diversión, pero su éxito se disparó cuando colaboró con una importante empresa refresquera.
Su trabajo diario consiste en apoyar a alumnos con dificultades de aprendizaje en una escuela secundaria de Canadá, hobby que se convirtió rápidamente en una actividad complementaria para su carrera.
Joel nunca había tomado fotografías profesionales, pero hace cinco años compró una cámara mientras viajaba por Canadá. A partir de ahí, su amor por este arte creció y ahora exhibe imágenes donde le da nueva vida a los objetos cotidianos a través de fotografías conceptuales en miniatura que son calificados como bastantes creativas y originales.
