¿México está protegido ante las afectaciones globales que se prevén por la guerra de Rusia en Ucrania? Desde luego que no. Lamentablemente creemos que la situación económica que vivimos en la actualidad, la cual es deplorable, es la normal consecuencia de la pandemia y los efectos a corto, mediano y largo plazo que aparecerán, sin embargo no es así, ya que desde antes que se desatara esa crisis sanitaria, los números de México no tenían buena forma y pintaban, incluso en esos momentos, para ser uno de los peores en las últimas décadas en México.
Por otro lado, si bien la condena en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU fue plausible en términos de diplomacia, es importante trabajar en un plan en el que se encuentra seriamente involucrado nuestro vecino y principal socio comercial: los Estados Unidos de América. A pesar de que su acción no ha llegado a tácticas militares, el gobierno estadounidense se encuentra a la expectativa de apoyar materialmente al gobierno de Ucrania independientemente de la ministración económica que se le ha dado para financiar equipo de defensa.
El colapso de las bolsas de valores en el mundo traerá, invariablemente, un impacto profundo en la economía de nuestro país que ya tiene bajas expectativas en cuanto a datos de inversión directa y una recesión técnica derivado del decrecimiento del PIB durante los dos últimos trimestres del 2021, propiciando que la inflación se encuentre en niveles sin precedentes en los últimos treinta años.
De consecuencias militares o armamentistas no creo que sea prudente posicionarnos porque aún cuando la participación estadounidense parezca inminente y, con ello, ataques que pudiera sufrir eventualmente ese país, considero que los alcances en México serán nulos derivado a que el posicionamiento mexicano ha sido meramente institucional aún cuando nuestro territorio pudiera verse como una posición geopolíticamente estratégica.
En lo que sí debemos estar muy pendientes es en localizar a los connacionales que se encuentran tanto en Rusia como en Ucrania para ayudarles en todo lo que necesiten incluyendo su repatriación, situación que, no sabemos si por las condiciones de logística, se ha señalado como lentos y poco suficientes para la magnitud del problema que se tiene.
En resumen, creo que la parte más débil será, sin duda, lidiar con estragos económicos que han llevado, por ejemplo, a los costos del petróleo a niveles inusuales pero que no dejan de ser un espejismo para un país que basa mucho de su economía en ello con el grave riesgo de apostar por un rebote en el discurso cuando la catástrofe sea mayor. Ojalá y por el bien de México, las autoridades competentes ya se encuentren blindando la situación de inmediato.