Opinión

Después de la revocación ¿Qué sigue?

No era año electoral y este proceso fue prácticamente desconocido para la población en general

AMLO. (Cuartoscuro)

La manera de hacer política de México cambió. Hoy vemos cada vez más sectores de la población manifestarse, dejar en claro cuando algo no les gusta, fijar postura y promover cambios decidiendo hacia dónde quieren que vaya el rumbo del país. Con la 4T esto se ha amplificado, debido a la polarización constante que genera López Obrador todos los días y desde todos sus espacios.

Es por ello por lo que hoy nos debemos preguntar ¿Qué sigue después de la revocación de mandato? ¿Qué aprendimos de este proceso? ¿Qué dejó ver? ¿Hacia dónde nos tenemos que mover o hacer? ¿Vale la pena destinar mil 692 millones de pesos para saber si un gobernante está haciendo bien o mal su trabajo?

La revocación de mandato es algo que ya contempla nuestra Constitución, y que el INE dignamente cumplió como siempre, con su obligación de organizar este proceso democrático, fue votado en el Congreso federal pasado y colocado en nuestras leyes la posibilidad de preguntar si el presidente debe acabar o no con un cargo para el que fue elegido por cierto tiempo, y como hecho está pues tenemos que financiarlo aun si con este dinero pudieran atenderse otras causas urgentes para la nación.

De esa manera, ahora enfrentamos este nuevo momento, con críticas super válidas que cuestionan en qué manera se gasta o no el presupuesto público y de las dos realidades que este ejercicio nos hizo ver.

Ocho de cada 10 mexicanos no participó en este proceso. Lo cual es muy grave.

Solo uno de cada siete mexicanos respaldó al presidente.

Pasó de tener 30 millones de votos a apenas 15 millones.

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Con todo el aparato y los recursos de sus gobiernos, mismos que violaron sistemática y descaradamente la ley, se quedaron muy por debajo de la meta: 40% de participación esperada contra el 17%.

Por otra parte, queda la visión de los promotores de la revocación. La comparación numérica de con cuanto han ganado los presidentes y lo que ellos mueven en cualquier momento de votación, debe ponernos a reflexionar pero lo más importante: a actuar en consecuencia:

Ernesto Zedillo ganó con 17 millones 181 mil 651 votos.

Vicente Fox Quesada, con 15 millones 989 mil 636 votos.

Felipe Calderón Hinojosa, con 15 millones de votos.

Enrique Peña Nieto, con 19 millones 226 mil 784.

Andrés Manuel López Obrador con 30 millones 33 mil 119.

Para juzgar expresidentes seis millones 474 mil 708.

Y 15 millones 157 mil 996 participaron en la revocación de mandato al elegir que López se quedará contra un millón 63 mil 115 personas que dijeron que se fuera.

Y sí, visto así se tiene que aceptar que ellos siendo de la manera que sea (ilegalmente con acarreo, promesas falsas, programas sociales, violado la ley electoral, la veda y demás) el sector social que por lo menos en las últimas décadas mueve más a la sociedad mexicana para participar en un ejercicio en las urnas, por lo que esto nos debe motivar para continuar con la fuerza de nuestra alianza electoral y así poder recuperar al país.

No quiero irme con el discurso fácil de que ganamos y AMLO perdió. No era año electoral y este proceso fue prácticamente desconocido para la población en general, por lo que como científica social y analista política puedo ver que lo que vimos con la revocación de mandato fue a Morena haciendo de todo para cumplir los caprichos de su líder aún así si esto rompiera las leyes. No juntaron los 40 millones ni repitieron los 30 millones del 2018, pero juntaron la mitad en un año no electoral y con un proceso desconocido por la ciudadanía y eso nos tiene que encender las alertas.

A la gente no le interesó participar, sí. No debimos destinar millones de pesos a un proceso así, también es cierto. Pero en este ejercicio nadie ganó. Perdimos dinero, se extorsionó, amenazó y amedrentó a nuestra autoridad electoral (#YoDefiendoAlINE), no se logró que fuera vinculante, y de ninguna manera ser fortaleció el espíritu democrático que tanta falta le hace a esta nación.

Creo fervientemente en la participación ciudadana y en la exigencia de resultados hacia cualquier servidor público y personas del ámbito público, pero no creo para nada en destinar los recursos de la gente y nuestros impuestos a una farsa democrática justificadora de ineptitudes y malos resultados. Una vez más, así no AMLO, así no.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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