Ante el anuncio en varios países, y ahora en estados de la República, para hacer opcional el uso de cubrebocas en interiores, sugiero que, ante cualquier duda, sigamos las instrucciones de las autoridades de salud y mantengamos la medida hasta que tengamos una disposición oficial pública.
Podemos entender que en el paso de pandemia a un escenario de endemia el comportamiento de los contagios haya cambiado, pero todavía no podemos confiarnos y tomar una decisión por nuestra cuenta que no esté avalada por los expertos del sector salud y de las organizaciones internacionales del ramo.
Como ciudadanos podemos extender la portación correcta del cubrebocas en espacios cerrados por el tiempo que sea necesario y hasta por el que consideremos pertinente para sentirnos con seguridad en lugares públicos que no estén completamente ventilados.
Tocará a los responsables de atender la contingencia informarnos sobre las determinaciones que asumirán para la siguiente etapa de esta emergencia, pero a nosotros nos corresponde actuar con prudencia y pensando en el cuidado de los demás, porque el virus sigue (y seguirá) entre nosotros, faltan personas por recibir el refuerzo, es posible que inicie la vacunación para niñas y niños de 5 a 11 años, y el número de contagios tendrá que revisarse dos semanas después de que se regrese del periodo vacacional que termina apenas este lunes.
Eso significa que falta de un mes a un mes y medio para conocer si el comportamiento de la pandemia sigue siendo el mismo o si experimentamos una ola moderada que requerirá de cambios en el semáforo epidemiológico en algunas zonas del país; por el nivel de vacunación y la colaboración de la mayoría de nosotros con las medidas de prevención es poco probable, sin embargo, no bajemos la guardia.
Continuar con las recomendaciones que conocemos y seguir reforzándolas socialmente, incluso después de la evaluación oficial sobre el estado de la pandemia, ayudará a que las hospitalizaciones sigan en mínimos y los fallecimientos se prevengan. No olvidemos que lo más importante es la vida y cada persona que pueda evitar complicaciones por esta enfermedad es el logro más relevante de todo este periodo por el que hemos atravesado.
De la misma forma, convoquemos a que durante lo que queda de este mes, y al inicio de mayo, acudan al refuerzo quienes todavía no lo tienen, al igual que las personas que no han sido vacunadas. Cada dosis ha demostrado que es la diferencia para combatir un cuadro severo y también para evitar convertirse en un foco de infección para los que nos rodean.
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Podemos empezar a habituarnos a dejar el cubrebocas en exteriores, al recuperar rutinas de ejercicio y de esparcimiento en espacios abiertos sin temor a contagiarnos, pero de ninguna manera pensemos que esto puede aplicar ya en lugares cerrado o sin la ventilación adecuada. Si nunca es recomendable automedicarnos, menos lo es abandonar medidas de prevención que han demostrado su eficacia.
Sigamos cuidándonos para cuidar a los demás y estemos al pendiente de lo que recomienden las autoridades. Seguir ejemplos de otras naciones no es lo mejor, porque las realidades son distintas y las características físicas de las poblaciones han probado ser un factor de distinción en la forma en que convive el virus, basta ver que la última mutación no fue predominante en México como sí ocurrió en otros países.
Los científicos y profesionales de la salud tienen un camino por recorrer para descubrir cómo se comporta un virus aún desconocido, mientras lo hacen lo que nos toca es prevenir y actuar de manera corresponsable con las mismas medidas que han probado ser de mucha ayuda.
Empecemos a respirar con mayor tranquilidad, pero con nuestro cubrebocas a la mano. Pronto tendremos la oportunidad de sentirnos seguros de nuevo para platicar, reírnos y vernos frente a frente.