Más allá de los riesgos de la militarización que, desde luego son de fondo y son preocupantes, lo que realmente inquieta es que, desde el empecinamiento pro la creación de la Guardia Nacional enterrando todo el trabajo de la Policía Federal, no ha existido una estrategia de seguridad eficiente, ya que, tal parece, la intención era mantener el Ejército en las calles al mismo tiempo de darle un enfoque militar a la Guardia.
Combatir el grave problema de seguridad pública en nuestro país, el cual, por cierto, no ha disminuido sino todo lo contrario, rompiendo terribles marcas en cuanto a homicidios, feminicidios, secuestros y demás delitos, requiere de pensar desde el primer instante en que el trabajo del Ejército y la Marina debería ser transitorio pero, para ello, se debió comenzar con un trabajo de raíz con protocolos, capacitación y un marco normativo que incluyera a policías estatales y municipales, sin embargo, no se previó.
Volcar todo el trabajo en el Ejército no sólo es inconstitucional, sino que operativamente es insostenible, tan es así que desde que se presentó la iniciativa constitucional en la materia, urgimos en la necesidad de capacitar a miembros del Ejército y de la Guardia Nacional en materia de Derechos Humanos para evitar salir con el discurso de los daños colaterales, ya que ello implica vidas y familias afectadas.
A varios años de los cambios en materia constitucional y legal, los resultados han sido desfavorables no sólo en la disminución de los índices delictivos, sino que seguimos sufriendo historias como la del estudiante guanajuatense en la que las indagatorias ser irán en contra de un miembro de la Guardia Nacional que, seguramente, actuó en función de las deficiencias en cuanto a su capacitación y alcances de sus responsabilidades.
Queda claro que en la medida en que no se tomen cartas en el asunto y se entienda que la delincuencia debe atacarse en sus efectos más inmediatos pero también en los de largo plazo, el pueblo de México seguirá sufriendo de un sinfín de delitos, entre ellos, aquellos perpetrados pro fuerzas del orden que actúan sin estrategia ni rumbo.