Estados Unidos ante los efectos negativos causados por los recientes bloqueos en los puentes fronterizos de México con Texas.
El pasado 6 de abril, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ordenó a la Policía estatal que inspeccionara todos los camiones comerciales que cruzaran desde México, como parte de una serie de medidas enfocadas a la seguridad fronteriza.
Con esta decisión, el Departamento de Seguridad Pública de Texas comenzó a revisar prácticamente todos los vehículos comerciales que cruzaron la frontera desde nuestro país, después de pasar por la aduana federal y de ser sujetos a las inspecciones rutinarias que lleva a cabo la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés).
Esto generó importantes cuellos de botella en los puertos de entrada del área, y los transportistas reportaron tiempos de espera de entre cuatro y 12 horas, lo que motivó protestas de su parte en al menos cuatro puentes fronterizos.
La magnitud de los retrasos llevó a estimar pérdidas por hasta 8 millones de dólares diarios. La CBP confirmó la información y alertó de la potencial interrupción en las cadenas de suministro. Ello puso en riesgo a los más de 466 mil empleos que dependen del comercio de Texas con México. En 2021, este intercambio ascendió a 231.1 mil millones de dólares, lo que significa que es mayor que el comercio total de Estados Unidos con el Reino Unido, España y Brasil combinados.
El gobernador Abbott anunció el 15 de abril el retiro de las medidas, lo cual fue acertado, pero puso en evidencia el impacto negativo que pueden tener las decisiones político-electorales de Estados Unidos sobre el comercio con México.
Las medidas implicaron para Texas una pérdida de más de 4.2 mil millones de dólares en comercio de bienes y servicios, y el equivalente a 36 mil empleos durante los nueve días que estuvieron vigentes las medidas. Tan sólo el Puente Internacional Pharr-Reynosa perdió aproximadamente 202 millones de dólares por día. Se calcula, además, que costó alrededor de mil millones de dólares diarios en comercio transfronterizo para la economía estadounidense.
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Estos datos dan cuenta de la profunda interdependencia que existe entre México y Estados Unidos, particularmente con el estado de Texas. Sin embargo, el nivel de afectaciones deja ver que la concentración del comercio transfronterizo es sinónimo de riesgo.
México debe aprovechar su posición como el primero y segundo mayor socio comercial de 26 estados de la Unión Americana, entre ellos Texas, California, Nuevo México y Arizona, para generar mayores alternativas al comercio con Texas, lo cual implica mejorar la infraestructura transfronteriza, por ejemplo, con Nuevo México.
La modernización del cruce fronterizo entre San Jerónimo, Chihuahua, y Santa Teresa, Nuevo México, es un paso importante en este sentido. Además, la propuesta de cambiar el trazado del enlace ferroviario entre ambos países, para que en lugar de pasar por Texas lo haga por Nuevo México, complementará estos esfuerzos.
La apuesta de México por una mayor diversificación permitirá mejorar la infraestructura transfronteriza existente, en beneficio de nuestro comercio con Estados Unidos. Además, hará que la operación vehicular en la frontera sea más eficiente, al disminuir los costos y los tiempos de recorrido, evitando interrupciones innecesarias.