Las ampliaciones de los derechos laborales siempre resultan positivas, más aun en una sociedad con tantas desigualdades como la de estos tiempos. Los avances que se han planteado para que las personas que colaboran en alguna empresa desde el primer año de trabajo para que tengan más días de vacaciones requiere sin embargo un profundo, serio y cuidadoso diálogo con los sectores productivos del país.
En estos momentos, el proyecto se encuentra en estudio en el Senado de la República y hay que tener confianza en la voluntad de las partes para construir un acuerdo en beneficio de todos. Lo más importante es que mediante la conciliación se puedan alcanzar las mejores condiciones para todos.
En ocasiones, pudiera parecer difícil hacer compatibles los intereses legítimos de los empleadores con los derechos de los trabajadores para establecer las mejores condiciones de vida y bienestar para estos últimos, sin que ello signifique poner obstáculos o desalentar las inversiones que generen todos los puestos de trabajo que requiere nuestra economía.
En ese sentido, es indispensable actuar con gran responsabilidad y evitar que se propicien distorsiones que lejos de apoyar a las y los trabajadores mexicanos representen una posible pérdida de empleos.
Es fundamental que además de que las personas que aportan su esfuerzo y talento para producir los bienes que se necesitan, al mismo tiempo tenga acceso a una calidad de vida satisfactoria.
Parte de ello tiene que ver con el disfrute del descanso para la recreación y la convivencia familiar y social, pero también para que haya jornadas laborales justas.
Hay que recordar que las y los mexicanos están dentro de las personas que más trabajan a nivel mundial.
En los siguientes días y semanas se logrará el objetivo de que todas y todos tengan condiciones de vida más justas y se pueda mejorar la productividad de la economía mexicana, como sucede en otras naciones.