México trabaja con Estados Unidos y Canadá en la consolidación de América del Norte como la región más innovadora y competitiva del mundo. Desde la entrada en vigor del TLCAN en 1994, y ahora con el T-MEC en pleno funcionamiento, los tres países avanzamos en uno de los procesos de integración económica más relevantes del orbe.
En la última década, el comercio trilateral creció más del 100 por ciento, de tal forma que al día de hoy intercambiamos 3 millones de dólares por minuto en bienes, lo que hace patente el gran dinamismo económico regional. Tan solo en 2022, nuestro comercio con Estados Unidos superó los 718 mil millones de dólares, cantidad ocho veces mayor que en 1993.
Así, el T-MEC se ha convertido en el pilar de la integración norteamericana, dando certidumbre al comercio y las inversiones entre los tres países. También, porque incluye los mecanismos necesarios para solucionar cualquier diferendo que pudiera contrarrestar los objetivos del Tratado, ya que este cuenta con un sistema de solución de controversias, que mostró su eficacia para solucionar las diferencias entre esas naciones en cuanto a la aplicación de las reglas comerciales.
Es el caso del sector automotriz, México inició un proceso de consultas contra Estados Unidos en agosto de 2021, respecto a la interpretación y aplicación de las reglas de origen, y fue respaldado por Canadá en su momento. El Gobierno mexicano consideró que los criterios y requisitos más estrictos establecidos por su similar estadounidense para el cálculo del valor de contenido regional de los vehículos no correspondían con lo establecido en el T-MEC.
Esto es un aspecto central para asegurar que el comercio de vehículos pueda estar libre de arancel, como parte de los beneficios que brinda el Tratado. El proceso derivó en la conformación de un panel integrado por personas expertas de los tres países, con el mandato de resolver la controversia.
Despúes de un año del proceso, y de manera concluyente, el pasado 11 de enero el panel experto dio a conocer su informe final sobre la disputa. En él determinó que la interpretación de México y Canadá es correcta, lo cual constituye una señal muy positiva, pues subraya la importancia de contar con un mecanismo de solución de controversias —que funciona correctamente— para hacer cumplir los compromisos asumidos con el T-MEC.
Además, este fallo favorecerá las inversiones y una mayor integración en el sector automotriz norteamericano, que sin duda es uno de los motores de la economía mexicana. En particular y según un análisis elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la industria automotriz aportó 1.8 de cada 10 pesos generados por la producción manufacturera durante el tercer trimestre de 2022. De ahí que sea fuente de miles de empleos formales —directos e indirectos— en todo el país.
PUBLICIDAD
En este mismo sentido, la decisión del panel, que deberá ser atendida por Estados Unidos lo antes posible y para lo cual México iniciará un proceso de diálogo y cooperación con sus socios comerciales, apoyará las inversiones en el país que se anunciaron en el sector por parte de empresas como Tesla, General Motors y BMW, entre otras, ya que protege la competitividad y evita generar costos excesivos a los productores automotrices de la región.
A su vez, permitirá desarrollar el segmento de vehículos eléctricos a futuro, al reducir los obstáculos al comercio trilateral. Es así como, bajo el T-MEC, podremos aprovechar las oportunidades comerciales en beneficio de México y la región, y con ello avanzar en los objetivos contemplados en la Declaración de Norteamérica, adoptada durante la X Cumbre de Líderes de América del Norte (CLAN), que responden a una visión de región más equitativa, justa, inclusiva, resiliente, segura y próspera. En el Senado de la República seguimos comprometidos para que así sea.