En las semanas recientes ha salido a la luz un asunto que por lo demás debe llamar nuestra atención como lo señaló el Rector de la UNAM. El Doctor Graue dejó en claro que en la máxima casa de estudios y en la academia en general el plagio debe considerarse como un asunto de ética y de honestidad.
La UNAM es una comunidad muy grande y plural, compuesta por más de 300 mil estudiantes, profesores y trabajadores en la que afortunadamente la mayoría tiene un comportamiento apegado a los más altos valores y principios sociales. En ese sentido, el lamentable asunto de la supuesta copia de una tesis profesional que habría ocurrido hace más de 35 años requiere un análisis cuidadoso y a profundidad como lo han anunciado las autoridades universitarias.
La Universidad Nacional es una institución que cuenta con normatividad e instancias colegiadas para determinar las acciones que deben tomarse en este caso. Por eso, es importante que no se cometa el error de caer en especulaciones.
Es importante que, sin hacer juicios adelantados, sean las autoridades educativas las que resuelvan el problema conforme a las normas que rigen a la institución autónoma y que lo hagan con absoluta libertad y apego a derecho.
Hay que subrayar que la rectoría y demás instancias que han intervenido lo han hecho con responsabilidad y, sobre todo, prudencia. Se trata de un asunto muy delicado que requiere un tratamiento sereno y serio, en el que se escuchen las voces de todos los involucrados, dando también certidumbre y derecho al debido proceso, para que se puedan tomar las decisiones correctas. Hasta ahora la UNAM ha actuado en ese sentido.
Debemos tener confianza de que así seguirá siendo. Es indispensable tener paciencia para que los académicos resuelvan de una vez por todas el problema y, en su caso, se hagan las reformas a las normas conducentes que sean necesarias para evitar la repetición de más casos como este, incluso con sanciones que no permitan ni la impunidad ni la corrupción.