El tren de los volcanes

El tren de los volcanes
CORTESÍA/CUARTOSCURO.COM

En materia turística nuestras autoridades parecieran estar descubriendo el hilo negro cuando hay materia para crear producto, incluso con infraestructura que permanece inerte ante el paso del tiempo y el desasosiego de autoridades y empresarios del sector.

Hay una vía férrea concesionada que se encuentra inutilizada desde hace décadas, se trata de la ruta de los volcanes, lo que se concibió el en el Siglo XIX como el ferrocarril interoceánico y sus ramales que unirían Veracruz con Acapulco, parte de ese proyecto conectó al oriente del Estado de México con Morelos y Puebla, rodeando al Popocatépetl y al Iztaccíhuatl.

El trazo de la vía —en algunos tramos ya han incluso robado el metal de las mismas— sigue desde Chalco hasta la ciudad de Puebla, pasando por los pueblos de Amecameca, Ozumba, Tepetlixpa, Nepantla (en el Estado de México), Atlatlahucan, Yecapixtla, Cuautla (en el Estado de Morelos), Atencingo, Matamoros, Teruel, Atlixco y Puebla (en el Estado de Puebla).

Todos estos pueblos representan parte de la ruta de los conventos al oriente de la Ciudad de México, tienen un potencial turístico, cultural y gastronómico que resultan muy atractivos para el mercado turístico local e incluso para los mercados internacionales interesados en los pueblos alrededor de los volcanes.

No se requiere un tren de alta velocidad o una infraestructura como la del Tren Maya, se requiere rehabilitar las vías, revisar las concesiones y hacer algo parecido a lo que en Colombia se hizo con el “Tren de la Sabana”, que conecta a Bogotá con Zipaquirá los fines de semana.

Un tren a baja velocidad, con vagones rehabilitados —de aquellos que yacen en los cementerios ferroviarios en Aguascalientes o Oaxaca— que hagan ese pintoresco recorrido, puede ser un aliciente para toda esta región del país, cuyo acceso es solo carretero, sin conectividad de transportes de calidad para un recorrido de esta naturaleza.

Evidentemente se requiere de inversión pública, el transporte ferroviario necesita subsidio —a menos que se piense en algo tan caro como el Chepe—, pero ese dinero público puede generar un movimiento económico muy interesante a corto, mediano y largo plazo con las comunidades por donde ya pasan estas vías.

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En el pasado, el trazo tuvo su razón de ser: por un lado rodear el extinto Lago de Chalco y por otro, pasar por las comunidades productivas con movimiento económico, para comerciar y enriquecer la carga que venía de Veracruz con destino al Pacífico, así como para transportar pasajeros entre todos estos puntos.

En algún momento de nuestra historia, al vida de estos pueblos giró entorno al ferrocarril, está en las manos del gobierno federal y de los tres estados, que pueda este casi extinto ferrocarril, convertirse en una herramienta turística para crear un producto que beneficie a toda esta región de México, Morelos y Puebla.

¿En cuántos destinos del mundo se puede tomar un ferrocarril de baja velocidad alrededor de un par de volcanes que rebasan los 5 mil metros de altitud, pasando por pueblos históricos llenos de cultura, gastronomía y atractivos?, en México llevamos décadas desperdiciando esta oportunidad.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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