Lo habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México, hemos sido testigos en distintas fechas de varios acontecimientos trágicos en la población, provocados por desgajamientos de rocas o deslaves propiciados por intensas lluvias; o bien por fuertes inundaciones causadas por crecimiento de los niveles de presas o desbordamiento de ríos.
Recordamos, por ejemplo, el desprendimiento de gigantescas rocas que se dio hace un tiempo en la zona de la Sierra de Guadalupe, en los límites de la alcaldía Gustavo A. Madero y el municipio de Tlalnepantla, donde varias rocas se dejaron venir sobre viviendas habitadas, con un saldo de varias vidas perdidas e incalculables daños materiales al vecindario.
Pues bien, amables lectores, debemos establecer que este tipo de eventos suceden casi siempre en asentamientos irregulares que han crecido de manera geométrica en varios puntos de suelo de conservación del Valle de México, acción fuera de la ley que representa un peligro para todos.
Ya sea para los propios habitantes de esas zonas de invasión como para los servicios ambientales de los que depende la Zona Metropolitana que se generan en estos sitios, como la producción de agua, regulación del clima, captura de carbono, biodiversidad y producción agropecuaria.
Así lo consideran expertos académicos, investigadores y especialistas en urbanismo, tanto de la UAM Azcapotzalco como de la UAM Xochimilco, que han intervenido en mesas de debate sobre el Plan General de Desarrollo y el Programa General de Ordenamiento Territorial dentro de las consultas públicas que recientemente se efectuaron para analizar estos dos instrumentos de planeación urbana.
Afirman que el crecimiento urbano bajo esquemas de asentamientos irregulares carentes de una planificación adecuada, se está dando hacia el sur de la Ciudad de México, donde se localiza una gran cantidad de suelo de conservación y hasta la fecha no existen medidas reales y concretas para determinar la manera de proteger ese tipo de suelo; estiman que diariamente se pierde una hectárea de suelo de conservación por deforestación, asentamientos irregulares y tala ilegal.
Cabe destacar también que de acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema), 50 por ciento del territorio de la Ciudad de México está compuesto por suelo de conservación, donde hay diferentes ecosistemas, como bosques, humedales y alta montaña; es decir, amables lectores, la riqueza ambiental está en serio peligro por el crecimiento irregular de asentamientos humanos sin control alguno.
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Las alcaldías que presentan mayores problemas de asentamientos irregulares en zonas de conservación son Tlalpan, con 186 asentamientos; Xochimilco, 314; Tláhuac, 93; Milpa Alta, 122 y Cuajimalpa, 68.
De ahí que resulte imprescindible contar, primero con un inventario oficial actualizado sobre ese tipo de asentamientos en el Valle de México, pues el más reciente es del año 2010. De ahí, tomar medidas para erradicar esta práctica nociva de invasión de terrenos eminentemente de riqueza ambiental.
Es una labor donde deben estar involucrados, además de las autoridades locales, académicos, investigadores, Organizaciones no gubernamentales y ambientalistas, así como los Consejos Ciudadanos.
No podemos seguir dejando crecer este problema que atenta contra el medio ambiente natural que es la única alternativa para aminorar los efectos de la contaminación que día a día está más incontrolable. ¿No les parece amables lectores?
Hasta la próxima.