Lamentablemente para las y los mexicanos, los resultados no se han dado como todos quisiéramos, si hay un punto débil en cuanto a resultados, es el tema de seguridad pública, ya que los índices ni siquiera se han mantenido, sino que van en aumento a niveles históricos sin que haya una medida, una política o un rumbo que revierta tan lamentable situación que lacera profundamente a la sociedad mexicana y eso que todas y todos los actores políticos han buscado la forma de solventar una problemática profunda que no es nueva.
En materia de seguridad pública tenemos dos grandes pendientes: las acciones a corto plazo que detengan la ola de violencia en la que se ha metido el país desde hace casi dos décadas y las medidas a mediano o largo plazo que recompongan el tejido social para evitar que la criminalidad sea una salida ante la falta de oportunidades de un país que en algún momento fue generoso, rico y con determinada estabilidad que hacía que los valores comunitarios estuvieran pro encima de deseos individuales que llevaran a millones de jóvenes a enlistarse en las filas de la delincuencia.
Lo que estamos viviendo es insostenible y tenemos que tomar cartas en el asunto ante la inexistencia de resultados tangibles y favorables. El propio Presidente de la República ha aceptado que este, el de la seguridad, ha sido un gran pendiente en su gobierno que no se ha revertido a pesar de las múltiples formas que han logrado atacarlo.
No podemos olvidar que en el Poder Legislativo se llevó a cabo una reforma de gran calado para crear la Guardia Nacional y tener una base jurídica que le permitiera llevar a cabo tareas de seguridad pública y seguridad interior a fin de abarcar una mayor cantidad de territorio con protocolos y funciones bien definidas, en tanto que las policías estatales y municipales se profesionalizan y refuerzan.
Y ahí, precisamente, es donde hay otra crítica. Las tareas de seguridad pública no son exclusivas del gobierno federal, por el contrario, vivimos en una federación en donde cada entidad debe poner manos a la obra en sus cuerpos de seguridad, invertir, capacitar, entrenar, de tal manera que exista sólo coadyuvancia con el gobierno central y permitir que las circunstancias cambien, sin embargo, no hemos visto que haya esa tarea a nivel local aún.
Por ello requerimos necesariamente, además de lo inmediato, que construyamos oportunidades académicas, laborales y deportivas, porque de esa manera debilitaremos la idea de la delincuencia y el crimen como la única vía de cambio. Requerimos que el pueblo de México vuelva a a ser esa sociedad honesta, entregada y gentil que le ha caracterizado históricamente a nivel mundial.