Los altos índices de calor que se han registrado en los últimos días en el territorio nacional demuestran que el cambio climático no es mero discurso ni exageración científica. Es un hecho que padecemos y que a medida que pasa el tiempo las altas temperaturas están causando ya fallecimientos de personas, circunstancia que se veía con muy pocas posibilidades de que sucediera. Y lo peor es que esto es solo el principio.
La tercera ola de calor que afecta al territorio nacional por desgracia ha dejado como saldo hasta el momento seis muertos por golpe de calor y 416 casos por deshidratación, o quemaduras en piel, de acuerdo al más reciente informe de la Secretaría de Salud. Las muertes se registraron en los estados de Quintana Roo, Veracruz, Oaxaca y Sonora. Y eso no es todo, amables lectores, la fatalidad puede incrementarse debido a que el Sistema Meteorológico prevé más días con altas temperaturas en casi todo el territorio nacional. Además de que estima muy probable una cuarta ola de calor.
¿Podemos hacer algo ante ello? Por desgracia no. Lo que debimos haber hecho como habitantes de un planeta atacado diariamente por la irracionalidad de nuestros actos era protegerlo, cuidarlo, mantener el debido equilibrio entre el crecimiento de las ciudades y el respeto a la naturaleza; utilizar energías amigables con el hábitat; no sobreexplotar los recursos naturales; mantener nuestro medio ambiente sano para el bienestar de nuestras familias. ¿Lo hicimos, amables lectores?
Ahora, si acaso lo que corresponde hacer a las autoridades es aplicar más medidas de prevención para cuidar a la población y evitar más muertes, pero hasta ahí. El cambio climático se está dejando sentir como una ola imparable ante nuestra inconsciencia. No podemos hacer mayor cosa que paliativos, frente a la desertificación y la sequía que son consecuencia de las altas temperaturas que vivimos y se convierten en la amenaza más grande para la sustentabilidad de nuestros ecosistemas y la vida humana.
Por lo que se refiere a la Zona Metropolitana del Valle de México, hay otro problema relacionado con las altas temperaturas y la sequía que provoca: la Comisión Nacional del Agua, a través del Comité Técnico de Operación de Obra Hidráulica, dio a conocer que el Sistema Cutzamala mantiene su tendencia a la baja, al registrar un almacenamiento de apenas 34.9 por ciento, para un total acumulado de 272.89 millones de metros cúbicos de agua, “con lo que se mantiene sumido en la peor crisis de su historia”, indica la institución.
Esa tendencia a la baja de almacenamiento de agua sucede también en la Presa El Bosque, que registra el 33.2 por ciento de almacenamiento, la Presa Villa Victoria, 20.3 por ciento y la Presa Valle de Bravo, 39.8 por ciento. Es decir, amables lectores, los principales cuerpos de almacenamiento de agua que surten del recurso a la mayoría del Valle de México y sus cerca de 20 millones de habitantes están prácticamente secos. A esto se suman las malas prácticas de mantenimiento y operación de las fuentes propias, tanto del Estado de México como de la CDMX, situación que ha provocado que cientos y quizá a miles de personas protesten y cierren vialidades, principalmente en la zona oriente del Valle de México.
Pues ni para dónde hacerse con esta temporada de calor asfixiante.
Hasta la próxima.