El Estadio Azteca es la catedral del fútbol mexicano, la máxima expresión de nuestro balompié que ha sido y es nuestra carta de presentación con dos copas del mundo en su currículum y un gran número de eventos de toda índole.
En sus gradas hay miles de historias, de esas que nunca se olvidan, vivencias de familias, amigos, anécdotas, noches inolvidables, tardes de alegría y fechas históricas.
Quienes lo hemos visitado tenemos recuerdos fijos que no se irán jamás y siempre con la esperanza de volver pronto, particularmente los que vivimos en provincia.
El próximo año comenzará su remodelación de cara a la próxima Copa del Mundo en 2026.
Una muy necesaria reconstrucción en sus estructuras, su fachada, su interior, sus palcos, vestidores, áreas de prensa y cancha, entre otras cosas.
El pasado domingo Cruz Azul recibió a los Gallos Blancos, con una promoción que pretendía convocar a la familia azul en la visita del equipo queretano.
La Máquina tiene buen rato en horas bajas, quizá maquillado por su título que interrumpió la sequía de trofeos en sus vitrinas.
En ese escenario pretendía volver a la senda del triunfo frente al conjunto de Gerk, que después de la terrible racha de no ganar de visita parece que ahora se siente más cómodo en casa ajena, pues de los últimos 7 juegos de visita en liga, ha ganado 5 sin contar lo que hizo en Leagues Cup.
El Gallo se fue al vestidor perdiendo por uno, pero con buenas sensaciones.
La segunda parte fue una clase maestra de contener al rival, de lastimarlo y de terminar la tarea con un contundente 3-1.
El domingo en el Azteca, GALLOS tuvo recompensa al buen juego que habían hecho contra Atlas, el orden defensivo contra América y la lucha de ir abajo contra Puebla con 10. Impecable trabajo de todos.
Ojalá este triunfo sea un hilo de resultados favorables sumando de a tres.
El próximo viernes viene León a La Corregidora, una buena prueba para regalarle un triunfo en casa a la afición local que tiene rato esperándola.
El Gallo cantó en el Azteca, salió por la puerta grande, vitoreado por sus aficionados que viajaron y, por una parte, de la enojada afición de Cruz Azul.
Pasará mucho tiempo para que el equipo de Querétaro vuelva al Azteca por su remodelación, quizá todo el próximo año no estará ahí y cuando lo haga encontrará un escenario listo para su tercera Copa del Mundo.
Muchos medimos el tiempo en ligas, mundiales y torneos, en ese sentido la emoción de ir a un juego del
mundial de 2026 nos anima y nos motiva, deseo firmemente, que la remodelación del Azteca lo entregue digno, moderno y a la altura de los mejores del planeta, digno de su historia.
Mientras eso sucede, prepare la botana.