A pesar de que hemos avanzado en temas de paridad, las resistencias persisten. Los partidos políticos insisten en que sean los hombres los que ocupen más espacios de toma de decisiones.
Muestra de ello es el reclamo que hicieron en la sesión de las comisiones unidas de Prerrogativas y Partidos Políticos, así como de Igualdad de Género y No Discriminación del INE, al avalarse por unanimidad el proyecto que obliga a los partidos a postular cinco mujeres y cuatro hombres para las gubernaturas en las elecciones de 2024, a fin de garantizar la paridad de género.
La paridad de género a veces es incómoda, molesta, insostenible para los intereses de grupo y personales, aunque en el discurso se diga otra cosa. Basta con observar que ningún partido político es presidido por una mujer.
Aquí es cuando nos encontramos con la dureza del techo de cristal, con la persistencia del club de Tobi, y con la renuencia a que sea una mujer la que ocupe un cargo público de nivel.
He escuchado que muchos hombres se preguntan todavía, y en un tono despectivo, “¿por qué mujeres?”, como si nosostras no pudiéramos ocupar ese puesto o tener un extraordinario desempeño por el simple hecho de ser mujeres.
En México actualmente las mujeres gobiernan nueve de las 32 entidades, vamos cortos en este tema, y todavía así se quejan.
Es por esas resistencias que hace unas semanas un conjunto de senadoras de diferentes fuerzas políticas junto con la senadora Claudia Anaya, impulsamos una reforma constitucional al artículo 116, con la intención de que la elección de gubernaturas de los estados de la República sea alternada entre hombres y mujeres en cada periodo electivo, es decir, que cada seis años deba cambiar el género de la o el próximo gobernador.
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De igual modo, contempla que este precepto se aplique para el caso de la designación de gubernaturas sustitutas, interinas o provisionales;por ejemplo: si alguna gobernadora o gobernador que pide licencia o falleciere, deberá ser sustituido por otra de su mismo género, esto para evitar la simulaciones como el famoso caso Juanito.
La brecha entre hombres y mujeres alcanza las esferas políticas en México, pues 18 de las 32 entidades federativas han sido gobernadas únicamente por hombres; mientras que en 26 años sólo 14 mujeres han ocupado este cargo contra las 166 gubernaturas obtenidas por sus homónimos.
Ojalá que el Consejo General del INE y el Tribunal Electoral, ratifiquen las votación de las comisiones y sean las mujeres quienes ocupen cinco gubernaturas, porque la paridad de género debe hacerse valer en los hechos, no solo en los discursos.