Opinión

Ghosting

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Foto: (Natalia Hinojosa)

Por Norma Magaña R.

La palabra anglosajona se refiere desaparecer como fantasma, (ghost), a terminar abruptamente la comunicación con alguien, y rehusar responder cualquier comunicación, ya no digamos personal, también escrita, llamada, desaparecer de tus redes sociales, etcétera; es una desaparición calculada, sin motivo o explicación; una acción ejercida mayormente en relaciones amorosas, (pareja, citas, ligues, etc.), sin embargo, estas desapariciones también se dan en ámbitos: profesionales, entre amigos, familia, etc.

El que alguien aparentemente se desvanezca en el aire, y no haya manera de saber más de esa persona, como si nunca hubiese existido, genera en los más una sensación de abandono o traición; quizá habrá quien pase página sin ningún apego, aunque no es lo común.

Darte cuenta de ser objeto de Ghosting, es relativamente sencillo: si la persona deja de llamarte, de seguirte o bloquearte en redes sociales, no contesta llamadas, deja tus mensajes en visto y no tienes ningún indicio de noticias trágicas, accidente, enfermedad o algo que pudiese “justificar su repentino desinterés”, estás en área de Ghosting.

Como decía antes, quizá alguien con quien saliste un par de veces, y no haya despertado tu interés, no genere ningún tipo de sentimiento; pero cuando es alguien cercano que realmente aprecias, el trauma de la ruptura podría deteriorar tu autoestima, reforzando antiguas inseguridades, dejando preguntas que nunca tuvieron, ni tendrán respuesta, afectando tu confianza en el amor, en las personas y en relaciones futuras.

Poco común, pero sé un caso real: luego de más de quince años de matrimonio, el esposo desapareció sin rastro ni explicación, como si hubiese muerto, dejando a la familia en la desolación total, se llevó todo, literal se esfumó. Duelo arduo, sin un cuerpo que despedir.

El ghosting habla de la persona que lo ejerce, no de quien lo recibe: puede que sea cobarde, incapaz de afrontar una relación o expresar o asimilar sentimientos; alguien que evita el compromiso porque no puede asumirlo en ningún área de su vida; gente incapaz de vincularse con otro…

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Una forma de atravesarlo es reconocer que no es personal, si lo hacen contigo, probablemente lo ejercen en diversidad de momentos; expresar ilusiones, rabia, tristeza, enojo, toda la expectativa sobre el otro, depurará cualquier resabio que pudiera quedar en nosotros. También funcionan dosis extras de amor, confianza, compasión, comprensión. Recuerda: no eres tú, es el otro quien tiene un problema para vincularse.

Algo muy importante, no busques a esa persona, te expones a un doble rechazo, abonando a tu “corazón partío”; bloquéalo en tus redes sociales, teléfono, evita grupos de amigos comunes, eventos o reuniones que propiciarían un encuentro, quizá te encuentras vulnerable y eso avivará el dolor y el sentimiento de minusvalía.

Toma tiempo para sanar tu corazón, evita por un tiempo las citas e inviértelo en descubrir algo que te apasione: un instrumento musical, clases de cocina, liberar al artista que habita en ti, darle espacio a esa labor social o al sueño que persigues desde tiempo atrás… dedícate a ti, sólo a ti… y si sigues en busca de respuestas, en C7 Salud Mental te ayudamos a encontrarlas y a seguir haciendo algunas preguntas más para alcanzar la serena paz en tu día a día.

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