Hace unos días tal y como lo establece la Constitución, López Obrador sometió a consideración del Senado de la República una terna para ocupar la vacante que de manera anticonstitucional dejó Arturo Zaldívar como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Como era de esperarse, esta propuesta integrada por Bertha Alcalde, Lenia Bartres y María Estela Ríos, militantes del partido oficialista e incondicionales del presidente de la República fue desechada por los senadores ya que ninguna de las candidatas obtuvo la mayoría calificada, pues
además de no contar con una carrera judicial, carecen de la capacidad, experiencia y conocimientos indispensables para desempeñar tan importante cargo.
Como lo marca nuestra Carta Magna, el presidente de la República envió la semana pasada, una “nueva” terna al Senado, a fin de continuar con el procedimiento para designar al reemplazo del exministro.
La realidad es que de nueva no tiene nada, pues únicamente sustituyó a María Estela Ríos por Eréndira Cruzvillegas Fuentes, Jefa de la Unidad de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Cultura.
Esta segunda terna también es una burla a la Constitución y a las leyes, se demuestra una vez más lo mañoso y antijurídico que es el actuar del presidente de México quien tuvo la oportunidad de proponer a mujeres destacadas del Poder Judicial y aún así decidió elegir el camino del nepotismo y la imposición. ¡Una vergüenza absoluta!
Evidentemente, este proceso de elección de la siguiente ministra de la Corte está viciado de origen y es una ofensa para cientos de abogadas que llevan mucho tiempo esperando una oportunidad.
PUBLICIDAD
Si el Senado vuelve a rechazar la terna, el presidente podrá designar de manera directa a la nueva integrante del Máximo Tribunal, entre las personas que propuso en esta segunda ocasión, lo que sería una verdadera desgracia que contravendría la división de poderes y la autonomía del Poder Judicial, indispensable en una democracia. Al tiempo…
DETALLES. Ya es demasiado el cinismo del inquilino de Palacio. Revelar que los almacenes para su “mega farmacia” hayan costado cerca de 2 mil millones de pesos y que estén vacíos. La realidad es que este señor dejó a 35.7 millones de mexicanos sin cobertura médica al desaparecer el Seguro Popular y ahora pretende hacernos creer que con esta absurda ocurrencia se acabará el desabasto de medicamentos lo que es totalmente falso pues distribuirlos no es tarea sencilla.
Los medicamentos deben llegar directamente a los hospitales ya que en ocasiones se necesitan de manera urgente, desafortunadamente, entre otros muchos otros problemas, este es uno más de los que el gobierno morenista no tiene la capacidad de resolver.