Lamentablemente, la situación política que se ha vivido en Nuevo León ha generado tensiones innecesarias a nivel nacional que han involucrado tanto a actores políticos como a las instituciones.
La incursión del gobernador del Estado, quien pidió licencia para participar como candidato de su partido en las elecciones federales del próximo año generaron un gran debate y discusión sobre todo de carácter jurídico que deben resolver las partes en disputa a través del diálogo democrático y, en última instancia, a las autoridades judiciales.
Un elemento fundamental de la democracia es la incertidumbre de sus resultados los cuales se definen hasta el día de los comicios con la participación libre e informada de los electores.
En un régimen como el que hemos construido es indispensable que las campañas que están por comenzar se realicen bajo los principios básicos del respeto, la confrontación de ideas y propuestas y de la legalidad.
La salida de la contienda del gobernador de Nuevo León, por supuesto que modificará el escenario, pero seguramente en los siguientes días su partido deberá determinar quien lo sustituirá en el proceso electoral y quien asumirá la candidatura presidencial.
Una vez que inicie formalmente el periodo de proselitismo y que los diversos partidos, alianzas y coaliciones cuentes con las personas que aspiren a gobernar el país, estará alineado el tablero.
Las y los mexicanos podrán conocer, entonces, los programas y proyectos que cada contendiente. La sociedad podrá definir democráticamente quien ofrece la mejor opción para México para continuar de esa forma por el camino de la transformación que queremos.
Todos deseamos que el proceso electoral más grande de la historia de este país se lleve a cabo con normalidad y dentro del marco legal, de lo que se trata es que en el 2024 se ratifique, una vez más, la vocación democrática de la ciudadanía mexicana.