Las corridas de toros son los espectáculos de masas más antiguos de Europa. Según la historia, data de los juegos circenses romanos donde un hombre con espada y escudo, derribaba al toro que lo embestía. Durante siglos, fue considerada una celebración y parte de las fiestas populares. La tauromaquia fue heredada a nuestro país a través de la conquista española.
Hoy, esta tradición ha generado opiniones a favor o en contra. Por un lado, hay quienes claman por su permanencia y por el otro, quienes exigen su desaparición.
En junio de 2022, el Poder Judicial ordenó la suspensión de todos los eventos taurinos de la Plaza México. Lo anterior, a raíz de un juicio promovido por una organización civil defensora de los animales y que aboga por la prohibición de las corridas de toros por ser una práctica de maltrato animal. Por su parte, quienes defienden la continuidad de la tauromaquia, han iniciado una serie de acciones legales para la reanudación de los eventos.
En los últimos días, la “fiesta brava” ha estado en el centro de la agenda pública. En diciembre del año pasado, la Segunda Sala de la Suprema Corte determinó que se podían reanudar las corridas de toros en la Ciudad de México, sin embargo, tras la presentación de diversos amparos, se ordenó nuevamente su suspensión. Finalmente, un juzgado revocó la orden anterior y dio paso a que se lleven a cabo las mismas.
Esta guerra judicial entre quienes están a favor y quienes están en contra, debe tener un cauce legal que les dé seguridad jurídica. Por ello, se debe hacer una consulta nacional para que sean los mexicanos quienes decidan sobre el destino de la tauromaquia en nuestro país.