Desde luego que sí, ya que hoy el momento histórico que vivimos es producto de lucha por décadas para volver la institucionalidad del Estado en un mecanismo de protección a la democracia en donde la ciudadanía se encuentra implicada directamente a través de su participación constante no sólo como espectadora, sino como interviniente directa de mecanismos de control, vigilancia y has fiscalización.
La ejemplaridad de la contienda electoral debe descansar no en el resultado ni en la opción que elija el pueblo de México, sino en la limpieza y la confianza que se despierte en todas y todos los mexicanos en un momento complejo donde las redes sociales, la inteligencia artificial y algunos otros elementos innovadores aparecerán y se deberán tomar decisiones respecto del uso legal y ético en las campañas.
Tengo confianza en que va a ser la elección con mayor participación social y de mayor transparencia, legalidad y entendimiento, ya que las prácticas que se hacían en el pasado son impensables en un momento de inflexión en donde las y los votantes piden mayor seriedad, claridad y honestidad por parte de los candidatos, sobre todo de aquellas personas que vienen directamente de partidos políticos.
Todas y todos debemos ser los observadores de estas elecciones desde las campañas y, evidentemente, durante la jornada electoral entendiendo que ya existen mayores mecanismos de revisión, de publicidad y de comunicación casi de forma inmediata. De ahí que debemos partir de la confianza en la autoridad electoral, ya que en ello se va a ir buena parte de la credibilidad que pudiera ponerse en entredicho.
Hasta ahora, hemos tenido unas instituciones electorales ejemplares, en donde ni el aspecto político ni el financiero han propiciado una decisión cuestionable, por el contrario, se han ido fortaleciendo con los años, pero eso sí, gracias a la participación ciudadana que hoy se ve como un proceso natural en el que todas las personas deben involucrarse si es que quieren ver a un país sólido, en paz y en camino al progreso que combata la desigualdad social.