A Juanito muchas personas lo conocían porque lo veían vender chicles o mazapanes cerca de las estaciones del Metro, en Tlalpan; a veces dormía agazapado en las cortinas metálicas de los negocios.
Algunos días, el niño de 8 años evitaba volver a su casa porque no había reunido los 100 pesos exigidos por su padrastro. Tenía miedo de ser golpeado bajo la mirada indolente de su madre.
Él no sabía que era víctima de una de las formas más atroces de explotación, sometido a un trabajo forzado.
Este 16 de abril se conmemora el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil, la cual de acuerdo con datos de Unicef enfrentan unos 400 millones de menores de edad en el mundo. Ellas y ellos son esclavizados en trabajos denigrantes y peligrosos.
La ONU ha definido la Trata de Personas como la esclavitud moderna, un delito entre cuyas modalidades están la explotación sexual o laboral, trabajos forzados y mendicidad forzosa.
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De acuerdo con los reportes de todo país a la Línea y Chat Nacional contra la Trata de Personas (LNCTP), 800 5533 000, operada por el Consejo Ciudadano de la CDMX, más del 50 por ciento de las víctimas de Trata son niñas, niños y adolescentes.
Era el caso de Juanito, a quien su abuelo localizó y rescató de ese crimen brutal.
Estas formas de esclavitud son una problemática a visibilizar y denunciar. Desde la ciudadanía tenemos una gran oportunidad de contribuir a su rescate. En la LNCTP atendemos 24/7 los reportes de víctimas directas, indirectas y testigos.
Quienes padecen estas formas de Trata están solas o solos en las calles, cuando se habla con ellos sus historias carecen de coherencia, desconocen su entorno o a dónde se dirigen, tienden a vender o mendigar en espacios públicos o el transporte y forman parte de grupos con un mismo adulto como vigilante.
En la ciudadanía está la posibilidad de acabar con el manto de invisibilidad.