Opinión

¡Salgamos a votar!

Votar en las urnas para las elecciones de legisladores y gobernantes es uno de los más altos valores cívicos

Votar en las urnas para las elecciones de legisladores y gobernantes es uno de los más altos valores cívicos que podemos ejercer como un derecho y una obligación ciudadana, porque el significado de ELEGIR, es grande.

Con el poder de nuestras elecciones somos capaces de crear, construir o también destruir, desde la propia vida hasta la de las demarcaciones donde vivimos, y la vida y destino de toda una nación. Conocer la historia del derecho ganado a poder votar es sumamente importante e interesante, porque eso nos permite valorar la magnitud de lo que tenemos en las manos.

Hombres y mujeres, en distintas épocas y momentos, después de vencer enormes obstáculos y liberarse de diferentes formas de yugo, hemos logrado tener este derecho ciudadano del más alto orden. Y es del refinamiento de civismo más elevado porque con el acto de votar, de manera pacífica, ordenada, pero contundente, tenemos el poder de quitar y revocar a malos gobernantes, a malas formas de gobierno, y de abrir esos espacios para quienes realmente demuestren que tienen una buena intención de corazón, y las habilidades profesionales, de conocimientos, y de experiencia para su país y para todos sus habitantes, sin distinción.

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Llevado a una óptica más espiritual, los poderes de un gobierno democrático no fueron creados al azar, sino que su estructura también viene de la imitación del orden natural y de la conformación de nuestras funciones humanas, es decir, de la forma en la que el código madre de la naturaleza se sostiene.

Por ejemplo, el poder ejecutivo representa la función intelectual: traza líneas de pensamiento, influye en las ideologías, dicta los discursos, marca la tendencia de formas de creencias; el poder legislativo representa el corazón y las emociones: llevan el sentir y el mensaje de la gente, debaten, alzan la voz por las inquietudes y necesidades de los pobladores; y el poder judicial, la función motriz, motora: pone orden, imparte reglas, límites, hace justicia, ejecuta sentencias.

Es muy parecido a la conformación de la conciencia humana, en la que a cada centro de energía le corresponde su labor para que todo pueda funcionar. De ahí la relevancia de una verdadera democracia. Así que tener un sistema de gobierno democrático y de libertades es vital. Son avances que han costado centurias, siglos, guerras y derrocamientos de otros sistemas perversos al devenir humano. Por esto el voto en sí mismo y su ejercicio es tan, tan, tan, importante.

No sólo votamos por los que estamos en este mundo, sino que estamos honrando a quienes estuvieron al frente para que tuviéramos y gozáramos de las libertades, incluida la libertad de elegir, y, por supuesto, por el futuro para las nuevas generaciones. Sea quien sea que elija usted para darle su voto de confianza -porque literalmente eso es lo que estamos otorgando: un voto de confianza para un país mucho, mucho mejor en todo sentido- por favor, le ruego que deje a un lado otras cosas de menor importancia, y el domingo 2 de junio acuda a las urnas en ya casi nada, estamos a unos cuantos días de uno de los días más trascendentes para el porvenir de nuestro amado País. ¡Salgamos todos a votar!


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