La Secretaría de Salud recientemente realizó modificaciones al Plato del Bien Comer —antiguamente conocido como Plato del Buen Comer— en las que contempla una serie de opciones para incluir y distribuir nuevos grupos de alimentos; al respecto, la nutrióloga Mónica Hurtado, vocera de la iniciativa Quiero Saber Salud, explica en qué consisten las modificaciones.
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Primero, señalar que antes las porciones estaban divididas en tres grupos principales:
- Verduras y frutas
- Cereales y leguminosas
- Alimentos de origen animal
No obstante, las actuales necesidades dieron paso a incluir cinco grupos de alimentos, distribuidos de la siguiente manera:
- 50% verduras y frutas de temporada
- 22% granos y cereales
- 15% leguminosas
- 8% carnes de origen animal
- 5% aceites y grasas saludables
- Agua
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Esto implica que ahora se prioriza el agua como fuente de hidratación para la vida diaria, de modo que la recomendación es ser constante en su consumo para evitar golpes de calor ante la presencia de altas temperaturas.
No obstante, se trata de una guía genérica que puede adaptarse a los alimentos y bebidas de cada región del país, por lo que la especialista Mónica Hurtado agrega que hay una serie de opciones para complementar de manera saludable estas nuevas categorías:
- Hidratación: tés, infusiones, agua de frutas, jugos y bebidas saborizadas sin calorías.
- Frutas y verduras: uvas, mango, fresas, zanahorias y calabazas (de temporada).
- Granos y cereales: todos los derivados del maíz, trigo, arroz, amaranto o tortilla.
- Leguminosas: frijoles, lentejas y garbanzo.
- Carnes: pollo, pescado, carnes rojas, huevo, leche o sus derivados como quesos.
- Aceites y grasas saludables: cacahuates, nueces, aguacate o aceite de oliva.
Hurtado recomienda acompañar la alimentación con orientación y educación alimentaria de un profesional de la salud en nutrición para centrarse en las porciones y necesidades de cada persona.
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Pero eso no es todo, en un futuro las guías alimentarias enfrentarán nuevos retos y deberá incluir algunas recomendaciones enfocadas en:
- Considerar las particularidades regionales y el acceso a los alimentos.
- Orientar acerca del aporte nutrimental.
- Priorizar aún más la actividad física.
La especialista de Quiero Saber Salud resalta que es de suma importancia este último punto, ya que es una de las principales fuentes para lograr un balance energético.
De acuerdo con la OMS, es necesario realizar de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para niños y adolescentes.
Por ello la institución resalta que la orientación y educación nutricional son un apoyo para promover el empoderamiento, con el objetivo de aprender a conocer los entornos alimentarios, realizar elecciones saludables, conocer las porciones adecuadas y frecuencias deportivas acorde a cada estilo de vida.