Con el objetivo de dar mayor visibilidad al ajolote, una especie endémica y emblemática de México, RappiCard lanza la edición especial “Aquajolote”, una tarjeta fabricada con plástico recuperado del mar. Al adquirirla, los usuarios no solo acceden a un diseño exclusivo, sino que también se suman activamente a una causa de conservación ambiental en alianza con el Museo Nacional del Axolote.
Esta iniciativa forma parte del compromiso continuo de RappiCard con la sostenibilidad y la educación ambiental. Además del lanzamiento de la tarjeta, la fintech presentó el documental Axolotitlán: Encuentros de resiliencia y regeneración —disponible en su canal de YouTube— y apoyó la mejora de la infraestructura del museo con la construcción de un domo para proyecciones y un mural conmemorativo que celebra la relación entre biodiversidad, reciclaje y creatividad.
Un símbolo de resiliencia y un llamado a la acción
El documental narra la historia del museo y de su fundadora, Pamela Valencia, destacando la importancia del ajolote como bioindicador de la salud de los ecosistemas y como símbolo de resiliencia. La producción también visibiliza los retos de conservar esta especie, cuyas poblaciones silvestres han disminuido drásticamente en Xochimilco, su hábitat natural.
“A través de este esfuerzo, no solo preservamos al ajolote, sino que también inspiramos a más personas a conectar con la naturaleza y a tomar medidas concretas en favor del medio ambiente”, dijo Pamela Valencia, Fundadora y Directora del Museo Nacional del Ajolote: Axolotitlán.
Con esta segunda tarjeta elaborada con plástico reciclado, RappiCard amplía su portafolio sostenible, sumando a la ya exitosa “Ocean Plastic”. Ambas opciones responden al interés creciente de los usuarios por productos financieros con impacto positivo.
Sobre el ajolote y su conservación
Actualmente, 16 de las 17 especies de ajolotes en México son endémicas. La pérdida de hábitat, especies invasoras y la contaminación han puesto en riesgo su supervivencia. Su desaparición afectaría el equilibrio ecológico de Xochimilco y representaría una pérdida cultural y científica invaluable.
El Museo Nacional del Axolote se dedica a generar conciencia y fomentar la participación ciudadana a través de programas educativos, charlas y actividades interactivas. Gracias a alianzas como esta, el mensaje de conservación llega a nuevas audiencias y se transforma en acción concreta.