Hablar de la comida italiana es adentrarse en una tradición culinaria que tiene sus cimientos en la simpleza, los ingredientes frescos y preparaciones hechas al momento. En el corazón de la colonia Del Valle, en San Francisco 905, se erige un establecimiento que reúne todas estas características: Mio, Tradición Italiana.
Tras las puertas de esta propuesta, inspirada en una de las culturas gastronómicas más importantes de la península europea, cada comensal es recibido con la calidez peculiar de las tierras romanas.
Tradición italiana en cada rincón
Su carta es extensa y en ella podrás encontrar elaboraciones como pastas, pizzas, guisos y entradas con ingredientes mediterráneos.
Los camarones, mejillones y calamares enaltecen las delicias de Sicilia, mientras que la rúcula, el tomate y las frutas frescas provenientes de los campos romanos desfilan armoniosamente en cada platillo, así como las opciones de charcutería y carnes frías..
Al ingresar, se puede apreciar el horno de piedra donde elaboran una de las especialidades de la casa: pan y pizzas de masa madre.
Otra de las preparaciones que sobresalen en el amplio menú son las pastas, las cuales son elaboradas al momento y servidas al dente; la alfredo, pesto y pomodoro son las predilectas de quienes frecuentan regularmente este establecimiento.
A pesar de que la oferta gastronómica ya es lo suficientemente variada, el chef suele realizar sugerencias diarias para los comensales que deseen aventurarse en una experiencia culinaria italiana incomparable.
Conoce el menú
Durante nuestra visita, tuvimos la oportunidad de degustar algunas de las exquisiteces de este restaurante.
Como parte de las recomendaciones del chef, lo primero que saboreamos fue una entrada compuesta por una delicada cama de pera fresca finamente laminada, acompañada de prosciutto, rúcula y una esferificación de queso. Este plato conjuga la frescura de los frutos con el toque salado de la charcutería para brindar una experiencia gourmet extraordinaria.
Como plato principal, llegó otra de las recomendaciones del chef, esta vez orientada a exaltar la cocina marina italiana: un fetuccini infusionado con tinta de calamar —que le confería un color azabache cautivador—, en una base alfredo, acompañado de camarones, mejillones y coronado con un toque de parmesano.
Para finalizar, degustamos una pizza elaborada con masa madre fermentada durante 24 horas y horneada en horno de piedra. Con una base de pomodoro, tomate deshidratado, queso provolone y rúcula fresca, resultó la combinación perfecta para culminar una auténtica comida mediterránea.
