Inspirada en las mujeres de su vida y en ella misma, esta serie refleja la extrema sensibilidad y el amor de la artista argentina por la naturaleza, su familia, así como sus propias emociones y visión personal del mundo.
Con esta exposición temporal Verónica Vicario, argentina de 53, años logra -con obras de mediano y gran formato- el reflejo de un mundo donde el arte se conecta con la vida, la naturaleza, y el propio ser humano en todo su esplendor.
La exposición ha sido posible sobre las cálidas paredes de Casa Hunter, una propiedad que es más un museo de tendencias interioristas y arte multidisciplinario que se ubica en la tradicional colonia Anzures de la Ciudad de México.
Con grandes pinceladas de color la artista plasma en lienzos sus emociones en acrílico y técnica mixta. Vicario siente que el arte la ha acompañado desde siempre como una forma de comprender el mundo y habitarlo.
De pequeña se inició con el barro y otras alternativas creativas inspiradas en sus sueños, pensamientos y paisajes de su ciudad natal Paraná, Capital de la provincia de Entre Ríos, Argentina.
El Despertar
Para la creadora, esta acción de compartir llega desde su propio despertar. El nombre de la exposición revela su más sincera percepción interna.
“(El Despertar), es mirar desde adentro, con los ojos interiores. Es mirar el mundo con más sensibilidad, la tierra, el fuego, el aire, el agua y reconocernos en ellos. Cada obra nace de una emoción y un autodescubrimiento donde lo femenino se eleva como energía creadora, poderosa y expansiva de la propia verdad. Esta exposición tiene en recorrido simbólico donde se activa la intuición de que la cerradura siempre estuvo en el corazón”, explica.
Sin duda, el universo de la pintura la absorbió por completo y continuamente se nutre de nuevas enseñanzas. Hoy, su expresión, como ella misma dice, quiere “honrar a las mujeres de mi vida, a mis hijas, a todas aquellas que, como yo, se atreven a externar sus emociones, expresarse y brillar porque eso siembra libertad y fuerza en una misma y en quienes te rodean”.
Esta libertad de la que habla se presenta justo en esta, su primera exposición, aun cuando lleva más de 40 años expresando su arte sobre distintas alternativas como el barro o el metal fundido convertidos en esculturas, pero sin atreverse a compartirlo. Su obra de tantos años la ha coleccionado o regalado. Sin embargo, es hoy cuando decide compartir e invitar (a sus espectadores) a detenerse y “mirar también a través de mi obra”.
