La tradición cervecera en el país comenzó tan solo unas décadas después de la conquista. Desde entonces, México se ha consolidado como uno de los pilares en producción de esta noble bebida en toda Latinoamérica, construyendo una tradición que hoy alcanza casi cinco siglos de historia.
Los ingredientes nacionales se entrelazan armoniosamente con técnicas del viejo mundo, dando vida a etiquetas de calidad internacional que han conquistado paladares tanto locales como extranjeros.
Entre todos los estilos cerveceros, uno ha logrado capturar de manera especial el corazón de los mexicanos: las cervezas tipo Pilsner.

Esta cerveza lagger fue elaborada originalmente en el siglo XIX en la ciudad de Pilsen, en la región histórica de Bohemia, pero ha encontrado en México un segundo hogar donde ha florecido y evolucionado.
Un encuentro de tradiciones
A través de los años, esta cerveza de cuerpo dorado y ligero, con sus características notas de malta y toques sutilmente cítricos, ha conquistado gradualmente el paladar mexicano hasta convertirse en uno de los estilos más apreciados del país.
La popularidad de las cervezas Pilsner en territorio nacional no es casualidad. Su perfil las convierte en compañeras ideales del clima mexicano y la rica gastronomía local.
Su carácter refrescante y equilibrado las hace perfectas para acompañar desde una comida familiar hasta una celebración especial, adaptándose con elegancia a la diversidad de ocasiones que caracterizan la vida social mexicana.

Los pioneros de este estilo
Un ejemplo emblemático de esta tradición es Cerveza Bohemia, fundada en 1905 en Monterrey, Nuevo León.
Elaborada en México e inspirada en las tradiciones cerveceras europeas, Bohemia celebra 120 años de ser un gran maridaje en las mesas mexicanas. Esta cerveza estableció desde sus inicios un estándar en calidad y técnica para la elaboración de fermentos, convirtiéndose en una de las primeras cervezas Pilsner en la historia de México.

La propuesta de Bohemia no solo introdujo el estilo Pilsner al mercado mexicano, sino que también demostró cómo las técnicas europeas podían adaptarse y florecer en el contexto nacional.
Su nombre se inspira en la región de Bohemia en la República Checa, rindiendo homenaje al lugar de origen de este estilo cervecero que tanto ha influenciado la cultura cervecera mexicana.
Maridajes con identidad nacional
Una de las razones del éxito de las cervezas Pilsner en México radica en su extraordinaria compatibilidad con la gastronomía local. Su perfil equilibrado y refrescante las convierte en compañeras ideales para una amplia variedad de platillos típicos mexicanos.
Con mariscos frescos y ceviches, las Pilsner mexicanas brillan al complementar la acidez natural de estos platos sin competir con sus sabores delicados. En el caso de antojitos como tacos de pescado, quesadillas o sopes, el carácter limpio de estas cervezas actúa como un limpiador de paladar que realza cada bocado.

Para platos más elaborados como mole poblano o cochinita pibil, las cervezas Pilsner ofrecen un contraste refrescante que equilibra la riqueza y complejidad de estas preparaciones tradicionales.
Incluso con postres mexicanos como tres leches o flan napolitano, una Pilsner bien fría puede ofrecer un contraste interesante, especialmente en preparaciones que incorporan frutas tropicales o cítricos.